Temas Poetas

Manuel José Arce Leal

Poemas de Manuel José Arce Leal para leer.

Manuel José Arce Leal: Masacre en el dormitorio

Estábamos tranquilos,
dulces y agradecidos
con nuestras simples vísceras que nos dieron pretexto
para satisfacerlas.
Y estábamos haciéndolo
contentos.

Y he aquí que de pronto,
sin previo aviso
y sin pedir permiso, todos ellos
han venido a meterse en nuestra propia cama,
aquí,
entre nuestras sábanas,
y ponen los zapatos en la almohada
-donde pusiste el sueño-
y amenazan quebrar la cabecera que me costó serruchos y martillo.
No nos dejan estar,
nos registran los pelos de las ingles en busca del pecado,
sacan el código y el dedeté,
la indagación y los escapularios.
Yo no sé
ni me importa
si es que tienen derecho.
Me consta, nada más, que me son antipáticos,
que me molestan como las agruras
y los soporto sólo por ver si los alejo.

Son un tropel de gansos metidos en la cama,
graznan y ensucian todo con sus patas palmípedas,
amenazan con picos y miradas
y me parece que te me acobardan.

Lo único que quiero es besarte completa,
y poderme acostar sobre tu vientre
y saberte feliz de estar conmigo.

Amarte sin sofisma ni retórica.

Llenar los dos desnudos nuestra cama.
Creo que es suficiente.

No sé qué hacer con todos estos molestos pajarracos.
Miedo de que te lleven.
De que no nos permitan terminar nuestro abrazo.
Nos están estorbando.
No sé cómo espantarlos.

Creo que ahora mismo me sacaré los ojos.

Poemas y poetas guatemaltecos

Manuel José Arce Leal: Paisaje

Igual que las antenas de los televisores
tiendo a veces mis brazos para captar tu imagen,
Frío árbol de aluminio.
Y voy por la ciudad buscándote,
llamándote,
auscultando uno a uno los canales del viento.
Se me llenan los ojos de anuncios y señales,
de violencias ajenas, de misterios vulgares.
Pero tú no apareces.
Igual que las antenas de los televisores
tiendo mis fríos brazos de aluminio
en todas direcciones
para ver si te encuentro.
Abro mi pecho acústico para oír tus palabras
que lleguen por mis brazos
al corazón sonoro.
Pero tu voz no llega.
¿Dónde estás?
¿Por dónde pasa el río tembloroso de tu imagen?
¿Dónde estás?
No te encuentro. No capto
tu huella de luciérnagas.
Y me quedo en la noche
igual que las antenas de los televisores
con mis rígidos brazos como árbol de aluminio.

Poemas y poetas guatemaltecos

Manuel José Arce Leal: Sangre en el paraíso

Total, no pasa nada:
me desangro.

Sé que mi hemoglobina derramada
es como una escupida de borracho frente a la bomba atómica:
total: no pasa nada.

Y si yo estoy enfermo,
también se han muerto de hambre muchos miles
de cientos de millares
más otros.

Y si ahora batallo para adentro,
si peleo conmigo,
Nasser y Moische Dayan se gruñen hoscamente
y eso sí que es de miedo.
Si me dan ganas de patear mi sombra,
de asesinar mi espejo,
fusilar por la espalda mi saco y mi sillón privado,
en realidad no está pasando nada:
en Vietnam piensan ya en bombas atómicas,
los gringos tienen ganas de tirarlas,
y si las tiran se acabó la cosa
para toda la gente.

Total: no pasa nada:
me desangro.
Y sólo se desangra el ciudadano
A-1 19 90 03 de la leve ciudad de Guatemala,
en donde y cuando tantos se desangran,
se desangran de veras,
por heridas legítimas,
de bala,
de no comer,
de estar pobre y enfermo y trabajando.

Total: no pasa nada:
me desangro.

Dicen los médicos que el cuerpo tiene,
más o menos, la suma de seis litros de sangre,
que si uno pierde tres,
nada,
se muere.
Total:
no pasa nada:
de veinticuatro millones quinientos mil seiscientos
ochenta y cuatro
se han derramado apenas
tres litritos:
total: no pasa nada.

No pasa nada,
no,
no pasa nada.
Me estoy diciendo que no pasa nada.

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Manuel José Arce Leal: Sermón presidencial

Paso el Ejército
y del dulce pueblito que antes era
atractivo turístico
en las postales multicoloridas,
no quedo piedra sobre piedra
ni quien para contarlo:
se encontró los cadáveres de mujeres preñadas
con el feto asomado por la herida del vientre.
Se encontró a muchachitos de cinco años y menos
colgados de las tripas en las ramas de un árbol.
Los ancianos del pueblo,
venerables,
estaban decapitados en la plaza frente a la iglesia.
No quedaba ni quien para contarlo.
Ni los perros.
Y la prensa, la radio y la televisión
repetían, hoy lunes, el sermón del domingo
del Señor Presidente
- general y pastor evangelista - ,
que comenzó diciendo:
'Dios es Amor, hermanos...'

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Manuel José Arce Leal: El tema del amor (7)

Si sólo pudiera verte
y sólo escuchar tu risa.
Si sólo fuera la brisa
que en tu pelo se divierte.
Si sólo fuera el inerte
ladrillo que tu pie pisa
o el agua que se desliza
sobre ti sin conocerte.
Si sólo fuera el no verte,
mas sin la muerte y la prisa.

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Manuel José Arce Leal: El tema del amor (9)

Amor, si fueras aire y respirarte.
Y si fueras, Amor, vino y beberte.
Si fueras sombra para no perderte.
O si fueras camino y caminarte.
Amor, fueras cantar para cantarte.
Fueras hilo en mis manos y tejerte.
Que mi alimento fueras y comerte.
Si fueras tierra, Amor, para labrarte.
Si fueras para más que para amarte:
Amor, Amor, Amor, si fueras muerte.

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