México: 1849-1873
Poemas de Manuel Acuña para leer.
Esta hoja arrebatada a una corona
que la fortuna colocó en mi frente
entre el aplauso fácil e indulgente
con que el primer ensayo se perdona.
Esta hoja de un laurel que aún me emociona
como en aquella noche, dulcemente,
por más que mi razón comprende y siente
que es un laurel que el mérito no abona.
Tú la viste nacer, y dulce y buena
te estremeciste como yo al encanto
que produjo al rodar sobre la escena;
Guárdala y de la ausencia en el quebranto,
que te recuerde de mis besos, llena,
al buen amigo que te quiere tanto.
Porque dejaste el mundo de dolores
buscando en otro cielo la alegría
que aquí, si nace, sólo dura un día,
y eso entre sombras, dudas y temores.
Porque en pos de otro mundo y de otras flores
abandonaste esta región sombría,
donde tu alma gigante se sentía
condenada a continuos sinsabores.
Yo vengo a decir mi enhorabuena
al mandarte la eterna despedida
que de dolor el corazón me llena;
que aunque cruel y muy triste tu partida,
si la vida a los goces es ajena,
mejor es el sepulcro que la vida.
A Ch....
¿Quieres oír un sueño?...
Pues anoche
vi la brisa fugaz de la espesura
que al rozar con el broche
de un lirio que se alzaba en la pradera
grabó sobre él un «beso»,
perdiéndose después rauda y ligera
de la enramada entre el follaje espeso.
Este es mi sueño todo,
y si entenderlo quieres, niña bella,
une tus labios en los labios míos,
y sabrás quién es «él», y quién es «ella».
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Goza, goza, niña pura,
Mientras en la infancia estás;
Goza, goza esa ventura
Que dura lo que una rosa.
¿Qué?, ¿tan poco es lo que dura?
Ya verás niña graciosa,
ya verás.
Hoy es un vergel risueño
La senda por donde vas;
Pero mañana, mi dueño,
Verás abrojos en ella.
¿Pues qué?, ¿sus flores son sueño?
Sueño nada más, mi bella,
Ya verás.
Hoy el carmín y la grana
Coloran tu linda faz;
Pero ya verás mañana
Que el llanto sobre ella corra...
¿Qué?, ¿los borra cuando mana?
Ya verás cómo los borra,
ya verás.
Y goza mi tierna Elmira,
Mientras disfruta de paz;
Delira, niña, delira
Con un amor que no existe
¿Pues qué?, ¿el amor es mentira?
Y una mentira muy triste,
Ya verás.
Hoy ves la dicha delante
Y ves la dicha detrás;
Pero esa estrella brillante
Vive y dura lo que el viento.
¿Qué?, ¿nada más dura un instante?
Sí, nada más un momento,
ya verás.
Y así, no llores mi encanto,
Que más tarde llorarás;
Mira que el pesar es tanto,
Que hasta el llanto dura poco.
¿Tampoco es eterno el llanto?
¡Tampoco, niña, tampoco,
ya verás!