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Luciano Castañón

Poemas de Luciano Castañón para leer.

Luciano Castañón: Huele a salitre

«Huele a salitre».

Estas ellas y estos ellos también son personas,

pero con sumisión, sexo, harapos

y edad indefinible.

Escasas de dinero

y con más indigencia que descanso,

trasladan los peces muertos

—caja o cesto o balde de la cabeza en lo cimero—

desde la Rula a las bodegas

que pueblan las estrechas

—y muy redondamente deshuesadas—

calles del barrio.

«Huele a salitre».

Esas sí que son personas,

tienen su despectivo apodo: focas.

Focas de rostro burilado

por el menesteroso oficio,

rostro que raramente ríe

la tristeza de su enfado.

Ríen no obstante sus bolsos

al son y peso metálico

de las piececillas

que justifican sus viajes grávidos.

—Toma y daca—,

en la bodega es el cambio.

Cuando las focas regresan

—de vacío e ilusionadas—

las chapas rózanse con peso cálido.

«Huele a salitre»:

es la saya, el pantalón,

la palma de la mano,

el zueco y la alpargata;

es el brillo de la escama

y el hilillo salitroso

que por la cara resbala.

Su oficio: —vaivén de focas—

¿quién se lo compra?

Poemas y poetas españoles

Luciano Castañón: Marinero de Maupassant

Ahora sí que eres Bola de Sebo, sí.
Diez años que te conozco,
y sin poseerte tres.
«Ya no me acuesto con hombres;
soy la dueña de la casa.»
Bola de Sebo
en la redondez espesa de tus brazos,
en tu vientre sin línea y muelle,
en tu torso macizo e inabarcable ;
mas casi no Bola de Sebo
en tus manuables pechos duros,
en tus muslos de V suave.
«Pero contigo es diferente;
tú me caíste bien.»
Y ojos boca manos cuerpo
vuélcanse sin imágenes.
La premonitoria lluvia de palabras
huye, se hunde lejísimos
porque aquí
manda el sentir sobre la voz.
Ahora sí que eres Bola de Sebo, sí.

Maupassant, te presento a:
Bola de Sebo bis.

Poemas y poetas españoles

Luciano Castañón: Maximino

Estáis ahí:
tú, Maximino, tocas el laúd,
tu vieja madre, ex-artista
canta con voz cascada
- estrangulada e íntima - .
La Traga y otras dos vacas marinas,
bajo el parlante mirar de La Muda,
atienden el bar.
¿El bar?
Ángulo de habitación
con marineros de mirada erecta,
hombres de profesión indefinida
y un niño en andador
que come sesos y son las tres de la mañana.

Maximino,
como todas las noches,
una voz de abeja y misteriosa
te cita por teléfono
- en el muelle - ;
no vayas,
tu madre dice
que quien te llama es un m.

Poemas y poetas españoles

Luciano Castañón: Muelle

El corazón sobre los hombros
por la tristeza de las adensadas nubes
y el monótono entrechocar de hierros;
por la alta pesadumbre en el todo muelle
en el cargador,
en el marinero,
y tanta en mí;
en el cielo y en el suelo.
Tú, muelle,
muelle solo y mañanero,
iza bandera, hiéndeme tu arpón,
aviva la politonía
de tus panzudos barcos:
negro mortuorio, blanco
sucio, rojo de macelo,
casi verde en el fondo.
Muelle,
agua puerca de turbia gelatina
en sucísimo balanceo;
gaviotas sombras deslizándose
- carroña en los picos curvos
y alas escoradas geometrizando el aire - ;
olor a pinos,
a carbón,
podrido olor;
sabor a red salada,
a grúa;
olor con sabor;
gustoso asco podrido.

Poemas y poetas españoles

Luciano Castañón: Nana marinera

- Mueve mi madre
esta mi cuna.
El mar da miedo,
quiero laguna.

Duérmete nena
de Cimavilla;
tu padre boga
al son de quilla.

La caracola
suena en la playa;
mueren tus ojos,
la boca calla.

- No cantes madre
la asturianada,
dime la nana
de la alborada.

Marea que sube,
marea que baja;
tu sueño es
suave mortaja.

Párpados quietos,
ala que duerme,
tu cara besa, nena,
marisco verde.

- Venga mi padre
de la mar, ea;
traiga su vida
y que me vea.

Nana marina
que alivia penas;
velan las madres,
sueñan las nenas.

La niña duerme.
Lecho de red.
Frágiles hálitos.
Boca de pez.

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Luciano Castañón: Niños

Lisa, lisa es la barriga que enseñáis;
os la tiñe o lame el sol,
ese sol que se incrusta en la angostura de las canes
iluminando vuestros sexos,
sexos que por infantiles y opuestos
hacen la delicia locuaz y procaz de tantas madres.

Niños,
testarudos o sonrientes, jugáis
moviendo vuestras tiernas piernas de alambre.
y con indiferencia paladina,
niños de Cimadevilla,
mostráis el culo al aire.

Poemas cortosPoemas y poetas españoles

Luciano Castañón: Otros bares

Ahora es diferente. Las tabernas
genuinas quedaron desbordadas
por bares de paredes decoradas
y asientos para incomodar las piernas.

En la noche, parejas nada eternas
perseguidas por las ciegas miradas
de otros, presentidamente envidiadas
por el futuro goce. Las alternas

canciones culebrean las gargantas
mientras las vibrátiles lenguas rosas
- o beodamente oscuras por tantas

libaciones - se mueven perezosas
o dulcemente bondadosas.
Santas
parecen los sábados las cosas.

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Luciano Castañón: Otros poetas

Cimadevilla, ¿qué hubieran dicho de ti
Antonio y Nicolás,
Manuel del Cabra! y Blas
si hubieran en ti vivido
y probado lo que das?

Digo: empapándose de lo salobre,
de seres riendo sus miserias en tandas,
de calles pinas, ropas azul mahón
- desteñidas, desflecadas -
o colgando en galerías
como banderas humanas.
Digo, Cimadevilla,
si ellos hubieran henchido sus venas
de mástiles y canciones,
del dispendio de tus hombres
- hormigas, fatalistas o rebeldes -
gastando lo que no tienen:
dinero;
pero humor, humor negro,
de eso si están nutridos
(se lo aseguro yo a los nombres
de los hombres que arriba cito ).

Hay poetas que cantan a la luna,
al jilguero y a la flor,
pero que asimismo dicen, o piensan:
«Si otros hombres sufren es como si sufriera yo».

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Luciano Castañón: Mi padre no era marinero

Recuerdo con amoroso dolor
la dilapidación tonta
del obrero sonriendo
- sábado y domingo -
la miseria de su sueldo.

Me apenan los nueve duros
semanales
- por el año treinta -
de mi padre.

Si unos quisieran
ver su desvergüenza
y otros comprender
el sentido de su miseria...

Cuando las adormideras
son rotas
- hirviente el corazón y cálida la garganta -
es consecuente que la sangre corra.

A veces en Cimadevilla
vive un obrero que no es marinero

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Luciano Castañón: La pesca

Desenfrenada boca de mujeres.
Cabeza de tortuga; promontorio
acunando la pena y el jolgorio
al compás de miserias o de haberes.

Sonríes en verano cuando quieres
demostrar el colmado aunque ilusorio
rebullir de peces, premonitorio
mensaje de ausencia de placeres.

En invierno tu barca en tierra queda;
enmudece el rapaz, no te despierta
al alba. La galerna es la moneda

que percibes. Escuchas la reyerta
de marejada y olas. Siempre rueda
la ilusión: «Mañana...», si no está muerta.

Poemas y poetas españoles

Luciano Castañón: Red

- Arría, chacho.
y desciende la red hasta el panel.
- Va boya.
Preludia el va boya la saliente cuerda
donde el corcho se ha de atar.

Quedas plegada en el fondo,
arrebujada como un monstruoso gato, red
Del puerto zarpas hacia el dudoso mar.

Reposan las manos en la espera inquieta
avizorando el instante huidizo y breve
en que el horizonte decapite el sol
para alertadamente
nerviosa deslizarte vertical,
sorbiendo entonces tus escaques
todo el agua y sal del mar .
Ha de ser cuando el sol expire;
sólo entonces descenderás
porque en ese sincronizado y efímero momento
si es posible que la sardina rauda
sature de aprisionadas agallas
la red de Cimadevilla.

La mirada de la red
- ojos en rombo -
puede quedar vacía,
pero si el azar del mar es bondadoso
y conduce bien la manada de sardinas
entonces:
¡Izad la red, marineros,
que está llena de alegría!

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La rula: Poema de Luciano Castañón en español fácil de leer

Amado NervoFederico García LorcaGabriela MistralGustavo Adolfo BécquerJorge Luis BorgesLuis de GóngoraMario BenedettiOctavio PazPablo NerudaRosalía de CastroSan Juan de la CruzSor Juana Inés de la Cruz