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Leopoldo de Luis

Poemas de Leopoldo de Luis para leer.

Leopoldo de Luis: Es como el agua en gracias generosas

Es como el agua en gracias generosas
por el frescor humilde de la arena:
un albo deshojar de húmedas rosas,
líquido florecer que de amor suena.

Sencillamente fluyes, te derramas
en amorosa ofrenda por mi orilla.
De agua encendida o de fluyentes llamas
tocada dejas esta humana arcilla.

Como en la húmeda tierra tengo huellas:
sobre mí de tu paso transparente,
y brillantes guijarros, como estrellas,
iluminados bajo tu corriente.

Mira el agua. Contémplate. En el fondo
de mi alma, amor, lo mismo fluyes.
Miro el agua. Te miro. Y en el fondo
del tiempo, acaso, como el agua huyes.

Poemas y poetas españoles

Leopoldo de Luis: La asamblea

Como en una asamblea nos hallamos.
No sabemos quién es el que nos llama.
Una luz o una lengua se derrama
sobre la mesa. Todos nos miramos.

¿Quién nos reúne? ¿Cuál es el motivo?
La razón del encuentro nadie explica.
Tampoco nadie habla ni replica.
Es el silencio un animal cautivo.

Alguien de pronto se levanta y sale.
No hay nadie que le siga o que le avale.
La lengua de la luz lame la mesa.

La asamblea prosigue silenciosa.
A levantar la voz ninguno osa
y aquel que se marchó ya no regresa.

Poemas y poetas españoles

Leopoldo de Luis: Aunque siegue la voz con que tu nombre

Aunque siegue la voz con que tu nombre
digo, tu nombre irá, como una hoguera,
abrasando estos huesos y esta carne de hombre
con perpetuo verdor de primavera.

Aunque ciegue la herida de mis ojos
donde vive la luz de tus paisajes,
en los del alma, de ceguera rojos,
siempre se estrellarán tus oleajes.

Aunque duela el silencio, como espada
fundida en lentas fraguas de amargura,
sonará esta verdad desesperada,
mordida tierra entre mi dentadura.

Sorda la voz, el sueño enarenado,
las pupilas, el alma, la garganta arañadas,
ronco, diré que hay en mi pecho, hincado,
un árbol que florece rosas ensangrentadas.

Respiro por la herida.
Por esta viva herida de mi muerte;
por esta mortal llaga de mi vida
que años y sueños y fracasos vierte.

Respiro por la herida este aire triste
empapado de humana pesadumbre.
Y un claro viento insiste
contra muros de tedio y de costumbre.

Pisando mi dolor, legiones de hombres pasan
ciegos, hacia esta misma hoguera mía.
¿Para siempre se salvan? ¿Para siempre
se abrasan?
Yo sólo sé que busco mi verdad día a día.

Poemas y poetas españoles

Leopoldo de Luis: Cumpleaños

Un año es como un torpe dromedario
y abrimos sobre él otro desierto.
Hemos venido en un camello muerto
sobre el que cabalgamos a diario.

¿Será cada año otra cabalgadura?
¿Cumplir años será algo más que un reto
o será ir descubriendo ese secreto
que nos espera tras la puerta oscura?

Cumplir años es como apostar fuerte
por la lenta derrota de la muerte
y ver que aún sigue abierta nuestra herida.

Miguel Oscar Menassa: todo empieza
de nuevo cuando juegas otra pieza
en el ajedrez rojo de la vida.

Poemas y poetas españoles

Leopoldo de Luis: Elegía

Con sus alas de plomo va la tarde;
pasa en la piel ceniza de los campos.
Difusamente cunde la penumbra,
vellón de sucia lana en el ocaso.

Tú eras también de luna y de paisaje...
Se ha oscurecido el mundo entre tus manos.
Se ha detenido el tiempo, río sordo.
La luz ya es sólo sombra de tus párpados.

Se siente caminar lejanamente.
Alguien cruza en la sombra hacia el pasado.
Nada delante. Olvido. dios en sueños
aún alienta en el alma su amor manso.

Se retorna al recuerdo cual las olas,
una vez y otra vez, con lento paso.
Duele el amor, duele la certidumbre
de saberse de amor y odio poblados.

¿Ves? Somos cual la encina, aquí en la sombra.
Honda raíz, enfurecidos brazos.
Ferviente savia oculta nos abrasa.
La libertad nos nace por el llanto.

como la luz, aquí también morimos,
en el hermoso otoño del ocaso.
Un ascua fugitiva hacia la sombra.
el amor anochece en nuestros labios.

Poemas y poetas españoles

Leopoldo de Luis: Elegía de otoño

Las hojas del otoño flotan sobre tu brisa
y caen en el estanque solitario del alma.
Un dolor de ser otros parece que nos pesa
como unas rotas alas.
(Acaso nunca el hombre es él mismo.) Escuchamos
la voz honda del tiempo, la palabra
del tiempo que en los labios cobrizos del otoño
pone su dejo antiguo, su amarillez, y pasa.

Escuchamos el tiempo pasar: es un rebaño
invisible que pisa por la hierba mojada;
es una larga ronda de vientos tañedores
entre las flautas rojas de las ramas;

es una herida queja de líquidos metales
por fugitivos corazones de agua.
Escuchamos el tiempo y apretamos los párpados
y sentimos el tiempo en nuestras lágrimas.

El otoño que arde con su lumbre de gloria
presta a las cosas luz misteriosa y dorada;
toda la tierra tiene una triste hermosura
como una dulce evocación de infancia.

También otoño el corazón nos dora
y sus hondos paisajes nos enciende en el alma
y nos sentimos tiempo transitando, fundida
nuestra amarilla cera en las hermosas brasas.

Caminamos pisando un corazón de hojas.
Pisando lentamente una esperanza.
Y miramos al cielo. Y abatimos la frente.
Y decimos: -Mañana.

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Leopoldo de Luis: El espejo

Con los ojos vendados nos miramos
cada día delante de un espejo
para ser sólo imágenes
nuestras que no veremos.

Desfilamos, retratos fidelísimos,
copias exactas, calcos o reflejos,
resbalamos por aguas espejeantes
como narcisos ciegos.

Debo de ser la sombra, los perfiles,
la refracción de ese cristal o hielo;
debe de ser el doble repetido,
el naúfrago en el fondo de ese sueño.

Qué culto extraño ante el cristal, la luna,
de extraterrestre, de astronauta muerto
girando sin sentido
en la órbita cerrada por el pecho.
Qué culto extraño para
sentirnos sólo luminoso eco
de nuestra propia realidad corpórea,
mitología del agonizamiento
liturgia de pantallas sucesivas,
idolatrización de reverbero.

Sólo somos figuras proyectadas
sobre un cristal, pero jamás nos vemos.

Poemas y poetas españoles

Leopoldo de Luis: Me espera

Aquí, en la habitación, sobre la cama,
me está esperando un muerto que aún respira.
Mira, como mirar, ya no me mira.
Mirar, como llamar, sí que me llama.

La luz apenas roza su figura
como un pájaro breve que si vuela
es sólo porque pone aire en la tela
que le cubre de frío y de blancura.

Me está esperando y sabe que es seguro.
La luz manda su sombra contra el muro
y hay en la habitación un vaho yerto.

Sabe que llegaré tarde o temprano.
Creo que me señala con su mano.
Me está esperando aquí en el cuarto un muerto.

Poemas y poetas españoles

Leopoldo de Luis: La extraña amiga

Cuando tú llegues no estaré yo, amiga
extraña, no veré tus ojos tristes.
Nunca podré, contra lo que se diga,
levantar el tapiz con que te vistes.

Sé bien, amiga, que eres sólo invento
de quienes siempre temen a tu nada.
Voy a creerme una vez más el cuento
de que eres una oscura enamorada.

Aún estando tan cerca no nos vemos
y nunca besaré tu boca muda
porque tu tiempo no es el que yo vivo.

Te llamo amiga y no nos conocemos.
Te pienso igual que a una mujer desnuda
y te ofrezco la mano con que escribo.

Poemas y poetas españoles

Huelen las rosas: Poema de Leopoldo de Luis en español fácil de leer

Leopoldo de Luis: Es como levantarte con los ojos

Es como levantarte con los ojos,
con las húmedas alas de los ojos,
al imborrable cielo del recuerdo.
Pasan nubes oscuras, tristes pájaros.
Lentamente tu nombre al fin se queda
solo, desnudo, inmóvil, imposible,
como estrella varada.

Y nombrarte es dolor. Reconocerte
después de cada tarde, como el sueño,
es el dolor diario. Cruzo absorto
calles hacia la angustia de la nada,
entro en casas desnudas,
hablo a seres extraños, torpemente.

Reconocerte es triste, como es triste
siempre identificarnos lo más nuestro
inútilmente cerca, naufragando
en la luz impiadosa de los días.
Entramos y salimos de nosotros
abandonando siempre lo que somos,
esa sola verdad que nos habita,
apaleado perro en las veredas
por las que transitamos sordamente.

Sentirte cerca duele, como duele
siempre palpar la herida que no cura.
Sentirte en lenta huida hacia la tarde
con un dolor solar sobre los párpados.

Veo a veces tu cuerpo como un río,
como un río pasando mudamente
el puente de mis años, por mi pecho.
Y en un heroico cielo, siempre inmóvil,
só1o tu nombre, herido de memoria.

En esta soledad me estoy poblando,
haciéndome de bosque y fronda hirviente.

Una renunciación acaso sea
más que segar la pretendida rosa
brotar oscuros árboles de sueño.

Poemas y poetas españoles

Leopoldo de Luis: La mano

Toca mi mano. Apenas es un guante
para el amor y la desesperanza,
apenas en las cosas se afianza,
apenas palpa todo un breve instante.

Toca en mi mano esta sombría tela
para el ansia de asir tanta derrota,
apenas es una tenaza rota,
apenas una rosa que se hiela.

Toca mi mano enjuta de aire triste.
Por las llaves del tiempo aún se desliza
con ademán ansioso de herramienta.

Apenas es ya fragua que resiste
y debajo del guante de ceniza
oculta el hueso su amarilla afrenta.

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