Poemas de Justo Braga para leer.
Refugia su hermosura como si fuera un espejismo.
Pero no puede evitar tanta belleza.
Hay en su cuerpo llanuras y colinas.
Bosques misteriosos,
lúcidos torrentes,
grandes cataratas entre sombras,
poderosos campos repletos de amapolas.
Así que leve y suavemente
ilumina cuanto toca.
Poemas cortosPoemas y poetas españoles
Él leía cartas de amor a Rosaura.
Ensalzaba su apacible hermosura.
Ella,
azorada,
tras la falda,
no perdona a Corina
el infortunio que su mirada empaña.
Él leía versos de amor y desamparo,
mientras anuncia,
triste
su delito:
dar tregua a su juventud y su codicia.
Mientras Corina avanza por la acera,
Rosaura mira anhelante.
Arrepentida espera
hallar en cualquier parte
su inocencia.
Los negros de Oklahoma
quebrantan su fragancia
y como un capricho a Mesalina
se inyectan en la vena la escritura de versos.
Consumen cocaína adulterada.
Recitan sonetos
armados de esa hermosa manía
de orinar en las esquinas.
Tienen suerte quienes miran la tragedia
desde el cielo.
En Colombia un terremoto ha matado a un millón de niños.
En otro lugar del planeta,
el dictador de turno se pasea
entre tinieblas.
Hay un gañán en alguna parte que escribe decretos de hambre.
Hay un ingeniero
que le ha tomado afición a los tálamos
y se sube a los árboles
cada vez que anuncian lluvias.
Tiene suerte este ingeniero del verso.
Casi nunca improvisa.
Iluminado por una fúnebre linterna
contempla los arcanos sin inmutarse
y escribe letrillas al azar ,
sin prisa,
consternado,
eso sí,
por la ausencia de tiranos
y porque hoy no televisan
La Champions League.
Levanta el hacha este tirano.
Esdrújulo, mandril y fiero.
Frunce el ceño
y como una rata,
se esconde antes de ir al matadero.
Con saña y arte de carnicero
asesina al alba,
a quien llama Rosa triste-vuelo.
A quien despierta a deshora ,
atruena y mata.
Este orangután despechado
lleva por armamento sus garras,
se inspira en el terror
y no se asusta por nada.
Hunde su diabólica energía
como si de un escarabajo se tratara.
Luego se acojona.
Bulle en mis entrañas un suceso reciente.
Debe de ser Eloísa cultivando su conciencia.
De vez en cuando recuerdo las marismas,
el agua salada,
el sol quemándome la espalda.
Eloísa está leyendo,
tumbada en la arena,
ya digo,
cultivando su conciencia.
Boca arriba.
Las piernas abiertas.
Desnuda.
Sudorosa. Coqueta.
Enfrente hay un negro inmenso,
cabezón,
azorado.
Mira sus pechos ardientes.
No distingo muy bien si hay regocijo o bullicio
en su mirada.
No sé si lo que espera Eloisa es que la miren o la sueñen.
Debe de ser muy excitante
mirar a Eloísa cultivando sus entrañas.