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José Joaquín Pesado

Poemas de José Joaquín Pesado para leer.

Sobre el poeta José Joaquín Pesado [occultar]

El poeta que combinó la política y la literatura

Vida y eventos importantes

José Joaquín Pesado nació el 9 de febrero de 1801 en San Agustín del Palmar (hoy Ciudad de Puebla, México). Fue una figura destacada no solo en la literatura, sino también en la política mexicana del siglo XIX. Durante su juventud, participó activamente en la vida pública, ocupando cargos como diputado y ministro de Relaciones Exteriores. Su carrera política estuvo marcada por su apoyo al conservadurismo, lo que influyó en su obra literaria.

Críticas y controversias

Pesado fue un escritor admirado, pero también enfrentó críticas. Algunos contemporáneos lo acusaron de ser demasiado tradicional en su estilo, apegado a formas clásicas en una época en que el romanticismo comenzaba a florecer en América Latina. Otros señalaron que su obra carecía de la profundidad emocional característica de otros poetas de su tiempo.

Actividades favoritas

Además de escribir, Pesado disfrutaba de la música y la historia. Era un ávido lector de textos clásicos y religiosos, lo que se refleja en su poesía. También dedicó tiempo a traducir obras del latín y el italiano, mostrando su interés por las lenguas y la cultura europea.

Estilo literario

Su escritura se caracterizó por un lenguaje pulcro y estructurado, con influencias del neoclasicismo. Abordó temas como la naturaleza, la religión y la historia de México. Aunque no fue un innovador, su dominio de la métrica y la rima le valió reconocimiento en su época.

Poemas más famosos

Entre sus obras más conocidas destacan:
  • "Las aztecas": Un poema épico que exalta la cultura prehispánica.
  • "El amor y el sufrimiento": Una reflexión lírica sobre el dolor y la pasión.
  • "A la Virgen María": Un ejemplo de su devoción religiosa.

Pesado falleció el 3 de marzo de 1861, dejando un legado que, aunque discutido, sigue siendo parte fundamental de la literatura mexicana del siglo XIX.

José Joaquín Pesado: La cascada de Barrio Nuevo

Crecida, hinchada, turbia la corriente
troncos y penas con furor arrumba,
y bate los cimientos y trastumba
la falda, al monte de enriscada frente.

A mayores abismos impaciente
el raudal espumoso se derrumba;
la tierra gime: el eco que retumba
se extiende por los campos lentamente.

Apoyado en un pino el viejo río,
alzando entrambas sienes, coronadas
de ruda encina y de arrayán bravío;

entre el iris y nieblas levantadas,
ansioso de llegar al mar umbrío,
a las ondas increpa amotinadas.

Poemas y poetas mexicanos

José Joaquín Pesado: La fuente de Ojozarco

Sonora, limpia, transparente, ondosa,
naces de antiguo bosque, ¡oh sacra fuente!
En tus orillas canta dulcemente
el ave enamorada y querellosa.

Ora en el lirio azul, ora en la rosa
que ciñen el raudal de tu corriente,
se asientan y se mecen blandamente
la abeja y la galana mariposa.

Bien te conoce Amor por tus señales,
gloria de las pintadas praderías,
hechizo de pastoras y zagales.

Mas ¿qué son para mí tus alegrías?
¿Qué tus claros y tersos manantiales,
si sólo has de llevar lágrimas mías?

Poemas y poetas mexicanos

José Joaquín Pesado: El molino y llano de Escamela

Tibia en invierno, en el verano fría
brota y corre la fuente: en su camino
el puente pasa, toca la arquería,
y mueve con sus ondas el molino:

espumosa desciende, y se desvía
después, en curso claro y cristalino
copiando a trechos la enramada umbría
y el cedro añoso y el gallardo pino.

Mírase aquí selvosa la montaña:
allí el ganado ledo, que sestea,
parte en la cuesta y parte en la campaña.

Y en la tarde, al morir la luz febea,
convida a descansar en la cabaña
la campana sonora de la aldea.

Poemas y poetas mexicanos

José Joaquín Pesado: Una tempestad, de noche, en Orizaba

El carro del Señor, arrebatado
de noche, en tempestad que ruge y crece,
los cielos de los cielos estremece,
entre los torbellinos y el nublado.

De súbito, el relámpago inflamado
rompe la oscuridad y resplandece;
y bañado de luces aparece
sobre los montes el volcán nevado.

Arde el bosque, de viva llama herido;
y semeja de fuego la corriente
del río, por los campos extendido.

Al terrible fragor del rayo ardiente,
lanza del pecho triste y abatido,
clamor de angustia la aterrada gente.

Poemas y poetas mexicanos

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