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Jorge Zalamea

Poemas de Jorge Zalamea para leer.

El grito: Poema de Jorge Zalamea en español fácil de leer

Imprecación del hombre de Kenya: Poema de Jorge Zalamea en español fácil de leer

Jorge Zalamea: Narcisiana

Ésta era otra casa.
La de los muchos patios:
el patio de las ceremonias y los grandes;
el patio de los huéspedes bienvenidos;
el patio de los niños;
el patio de las criadas;
el patio de los lavaderos y los bebederos;
el patio de las caballerizas;
el patio de las aves de corto vuelo;
el patio de las legumbres suculentas.
Y ahora estaba solo,
solo en la casa de los muchos patios,
solo el muchacho.

Comenzó a recorrer el feudo ceremonial.

Espejos en el cuarto del piano,
Espejos en el salón de las reverencias, las hipocresías y las palabras vanas,
Espejos en el comedor artesonado,
crujiente de porcelanas y cristales,
llameante de cobres y de azogues de plata;
Espejos en la alcoba de la madre,
Espejos en la alcoba de la hermana mayor, la muy mimada...

Espejos, espejos
en laberinto de traidoras aguas.

Las aguas agrietadas de lunas venecianas,
como rostros de ancianas;
las aguas cristiazules de Alemania;
las aguas de Holanda, vermerianas;
las aguas nacaradas de Francia;
las implacables aguas de España.

¡Nadar,
nadar
en esas aguas!

Con candidez de lirio
se desnudó el muchacho:
enhiesto como un grito,
limpio como una espada,
enjuto como un eje,
blanco como una hostia
de amor sacrificada...
Se miraba,
se multiplicaba,
se sumergía,
giraba,
danzaba
una danza horizontal
en la altamar de los espejos.

Poemas y poetas colombianos

Ofrenda: Poema de Jorge Zalamea en español fácil de leer

Jorge Zalamea: Primer levantamiento del árbol genealógico de una estatua pascuana

(Variaciones sobre un antiguo mito de los indígenas de la isla de Pascua).

El agua marina se convirtió en espuma de playa;
la espuma se convirtió en hierba sobre la tierra;
la hierba se convirtió en liana sobre la roca;
la liana se convirtió en vena de la roca.

La golondrina marina se convirtió en gaviota:
negra era y se hizo toda blanca.

La gaviota blanca se convirtió en papagayo.
El papagayo arcoiris se convirtió en buitre;
el buitre se convirtió en milano de ocelado buche.

Del guano de estas transformaciones, se creó el murciélago.

El frote de la piedra engendró la chispa;
la chispa engendró la llama;
la llama engendró la lava.

Con la lava se hizo la estatua.

La estatua que tiene porosidad de espuma,
el óxido amarillo de la hierba,
el recio nervio de la liana,
la vena mineral de la roca,
el sucio blancor de la gaviota,
el escándalo del papagayo,
la taciturna voracidad del buitre,
el ojo cristalino del milano,
y la chispa,
la llama
y la lava.

Así nació la estatua
que nos mira sin vernos,
que nos acecha ignorándonos,
que nos amenaza sin temernos.

Muda,
quieta
la estatua
hecha de agua,
de pájaros,
de hierbas,
de metales...
Engendrado en silencio,
bajo el guano de los grandes murciélagos,
enigmas y misterios.

Poemas y poetas colombianos

Jorge Zalamea: La queja del niño negro

—Las tortillas de maíz no me saben a nada, madre.
Los níqueles no me sirven de nada, madre.
El traje nuevo no me alegra nada, madre.
Nada me sirve de nada porque soy un niño negro.
—¡Pero si estás hecho de miel y leche, hijo!
—¿De miel negra, madre?
—¡No! De miel...
—¿De leche negra, madre?
—¡No! De leche...

—Aprendí a leer y de nada me sirve, madre.
Aprendí a escribir y de nada me sirve, madre.
Aprendí a contar y de nada me sirve, madre.
Nada me sirve de nada porque soy un niño negro.

—¡Pero si estás hecho de carne y hueso, hijo!
—¿De carne negra, madre?
—¡Ay!
—¿De huesos negros, madre?
—¡No! De huesos...

—Lo que tengo no me sirve de nada, madre.
Lo que doy no me sirve de nada, madre.
Lo que sueño no me sirve de nada, madre.
Nada me sirve de nada porque soy un niño negro.

—¡Pero si estás hecho de sangre, hijo!
—¿De sangre negra, madre?
—¡No! De sangre roja... Mira, como ésta... ¡Mírala! ¡Quieras o no, tienes que mirarla!

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