Temas Poetas

Jordi Doce

Poemas de Jordi Doce para leer.

Jordi Doce: Después de la tormenta

Cuelgan las nubes sobre el día
como una sucia piel curtida
o la panza de un animal
dispuesto para turbios sacrificios
ante los filos de la luz y el frío.
Aún tiemblan los vidrios
con el impacto del pedrisco
y en la aspereza del asfalto
palpita y se deshace
la mínima blancura de los hielos,
como siembra a destiempo
que ni el cuervo siquiera
codiciará.
Pasajera furia
que sobrecoge, súbita, deslizas
en el oído un fondo percusor
sobre el que vuelve a florecer la vida,
feraz como el vapor de los jardines,
mientras arriba
las inquietas puntadas de la luz
abren en la grisalla
la imagen espectral
de un asombro para dubitativos.

Poemas y poetas españoles

Jordi Doce: Díptico

No hay luz sino estupor de luz
en este jardín abrasado
de frío y lenta escarcha donde
alguien cuya sombra te evoca
remueve sin prisa la tierra
y deja en los surcos un hilo
de luz fría donde mis ojos
desde esta página te anuncian
y dicen verte, aunque no estés.

*

Hago inventario de tu ausencia:
ojos no usados, aire intacto,
las horas como lumbre escasa
que el aire no aventa ni excita.
En todo espío transparencias,
temblor que es tu cuerpo inasible.
Hago inventario de tu ausencia
para que sepas de tu vida
a mi lado, cuando no estás.

Poemas y poetas españoles

Jordi Doce: En la ducha

Ya el agua se despliega por tu cuerpo
con sus redes de espuma y su tenue perfume,
que es el perfume de tu piel desnuda,
de tu piel que revive con el agua
más acá de este día. Desde el vano,
a la confusa luz del despertar
(porque al sueño le cuesta irse a dormir),
te veo enjabonarte muy despacio,
con morosidad casi,
serena en el detalle y la inspección.
Has detenido el tiempo al ignorarlo,
y sólo yo lo advierto,
parado en el umbral que te destaca.

Contemplo el agua algodonosa
fluir sin pausa por tus muslos:
dos regueros que llegan al esmalte
y forman un arroyo improvisado.
Van también, con el agua, algún cabello,
las íntimas heridas de la piel
y sus fríos rescoldos.
Se van, como el agua, a ningún sitio,
sin duda reprochando mi insolencia,
mi pie junto a la puerta y este silencio fijo,
que te acoge.

Amanece,
y es tu cuerpo también el que amanece
bajo el agua lustral de la complicidad.
No sabías que estoy, y ahora lo sabes,
y te gusta saberlo.
En mis ojos sorprendes un refugio,
la imagen de un deseo que te afirma
(porque el sí que no enlaza no es un sí),
y nada falta en ella,
como en la vida.

Poemas y poetas españoles

Jordi Doce: El esperado

El tiempo ayuda al mito de lo que no sucede.
Él vendrá o ha venido, no se sabe a fe cierta,
abundan los rumores mas no hay pruebas,
pudo ser aquel viejo de la capa raída
o el callado extranjero que no salió del cuarto
durante días, ¿quién podría asegurarlo?
Mejor no decir nada, mantener la vigilia,
dar órdenes precisas a guardias y aduaneros,
dibujar en el sueño el rostro de quien nunca
dio señales de vida ni declaró su nombre,
en la espera y deseo de que alguna mañana
se anuncie en una vuelta del camino,
incorpore su rostro a nuestro asombro
tan sólo por hallar a sus creadores,
por saber que fue cierta nuestra imaginación.

Poemas y poetas españoles

Jordi Doce: En Grandpoint

Alto día, en el flujo
despacioso del aire,
en el claro erigido
por el baile de aceros

de la luz, en la rama
cuya huraña negrura
fija la piel del agua,
fija la red del tiempo.

El puente nos afinca
entre riberas yermas.
Salto petrificado,
revuelan en sus arcos

vencejos impacientes,
el negro de los grajos:
hilanderos sin hilo
en el telar del mundo.

Bajo el pretil las aguas
discurren obedientes.
Orillan los sentidos,
la tierra del decir,

cuando decir no importa,
al pairo en el instante,
desnudos de los nombres
que yerran lo nombrado.

Crece el día. Y arriba,
fábula indescifrable,
extrema su dominio
la claridad que somos.

Poemas y poetas españoles

Jordi Doce: Herida

El tacto y llama de aquel
instante, hoja de nieve
entre mis dedos,
corte y quemadura sobre

la piel. Transcurren los días
y esta herida no cierra. A menudo
vuelve el frío o imagino que vuelve,
y una voz nace al contacto.

Poemas cortosPoemas y poetas españoles

Jordi Doce: Imán

En el cuarto en penumbra, el cerco de la lámpara
arde sobre la página, en los dedos
que aferran el cuaderno, recogidos,
y trazan nuevos signos con serena mudez.

La calle es la moldura de otro silencio. Nadie
bajo los sauces, bajo la farola
tibiamente alumbrada, en el frescor
de esta noche de junio, de esta noche en que velas.

Deslumbra, más que el foco, el blanco de la página.
Tu mano absorta ha detenido el tiempo.
Y más allá del cuarto está la noche
que imanta cuanto escribes, cuanto vino a escribirte.

Poemas y poetas españoles

Jordi Doce: Interior con figura

Cae sobre ti la mirada
de las cosas, te busca, te señala,
espía cada uno de tus gestos
con nítida pupila agazapada,
tapiz de ojos
tras el follaje de las sombras,
noche ocelada en cada esquina
con un rumor de pasos a la espera;
como la luz que siluetea el muro
su curiosidad forma
el hueco de tu cuerpo,
el hueco donde yaces con tu cuerpo.
Muralla de quietud son los objetos
mientras bajas al fondo de ti mismo:
¿huyes o eres aún su prisionero?
El sillón es un claro en mitad de la sala.
Tras el cristal relumbra una farola
y su chorro de luz moja la alfombra,
se encharca a los pies de la estantería.
Parados como búhos,
los cuadros enmudecen si los miras.
¿Quién va?
Pasas la noche
anclado en la deriva de tu sangre,
atento al hilo de una mente
que al descubrirse se devora,
y amaneces en otra noche
de embozos y contornos,
de muda opacidad paciente
que no te suelta,
que conoce tus gestos uno a uno
pues acompasó su latido al tuyo.
Centro de un cerco de miradas
que te pretenden fruto de su luz,
cumples, tal vez, con tu más fiel deseo:
tú, que sólo querías no ser tú.

Poemas y poetas españoles

Jordi Doce: Julio

Hay algas en la orilla, y un sol crudo, tenaz,
lame las avenidas, abre los descampados,
o se enrosca en los buenos días y los quetales
que puntean, ligeros, como insectos al vuelo
la llegada puntual de los oficinistas.
La rosa de los vientos del día, la candente
veleta del verano inicia su deriva,
se despereza y gira, gran noria bostezante,
agitando sus flecos entre sombras de asombro,
esparciendo en el aire su voz enronquecida,
y una herida de sal se insinúa en la piel
o crece hasta saciar el frescor de la noche,
como tras las pupilas un destello devuelve
otro verano antiguo, fundado en la inocencia,
más allá del recuerdo o su remedo estéril.

Julio siembra candiles que la mirada prende.

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Jordi Doce: En Kelmscott Manor

Sobre el musgo peinado,
sobre la losa negra
que confirma tus pasos,
mira el tendón del agua,
el relieve fluyente
que tira de la orilla y de los juncos
palidecidos, donde el agua
huye de sí, en el umbral
del remanso, de su negrura
tibiamente limosa. Van
por el río tus ojos, por su piel ocelada,
entre motas de luz
que enmadejan el aire,
y su fluir revela
las formas de la calma, el molinillo
de plegarias del día, el hila que te hila
de la contemplación más pura,
cuando nada se espera,
cuando mirar es sólo
subida a otro mirar, ahora,
en un tiempo anterior a la mirada.

Poemas y poetas españoles

Lectura de Marguerite Yourcenar: Poema de Jordi Doce en español fácil de leer

Jordi Doce: Llamada

¿Quién llama en el silencio de la tarde?
¿Son las horas, tal vez, al deslizarse
sobre tu cuerpo como el agua,
como el agua que anhelas y te anhela
bajo el oscuro nudo de la luz?
¿O es acaso esa luz, que se debate
en el aire inflamado,
en el aire sin pulso ni reflejo que humea?
No, te equivocas.
Es tu cuerpo, el latido de tu cuerpo,
tan cerca de su centro
que la vida lo aturde,
como el arco y la diana
son uno y se confunden
tras la mano de sangre, tras el golpe de sangre
con que el asombro se dispara:
esplendor del suceso
que eres a cada instante.

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Amado NervoFederico García LorcaGabriela MistralGustavo Adolfo BécquerJorge Luis BorgesLuis de GóngoraMario BenedettiOctavio PazPablo NerudaRosalía de CastroSan Juan de la CruzSor Juana Inés de la Cruz