Poemas de Jacinto Verdaguer para leer.
Sobre el poeta Jacinto Verdaguer [occultar]
Verdaguer falleció en 1902, pero su legado perdura como una de las voces esenciales de la literatura catalana.
Postrado el padre en miserable lecho
está por espantosa y cruel dolencia;
cercano halla el final de su existencia
y sollozos exhala de su pecho.
Piensa que, bajo el hoy paterno techo,
mañana su familia, en la indigencia,
por siempre llorará su eterna ausencia,
de duelo horrible el corazón deshecho.
Allí, mientras se queja el infelice,
la dulce esposa canta, y él le dice:
-¿Cómo cantas, mujer, mientras me aflijo?
Muestra el niño que tiene entre los brazos,
y dice -con el alma hecha pedazos:-
-Canto... porque no llore nuestro hijo.
Versión de Ots y Lleó
A mi corazón llamaron:
corrí a abrir con vida y alma.
Veo en la puerta a mi Amor
con una cruz que me espanta.
-Pasad, si os place, Señor,
pasad, que ésta es vuestra casa;
si sólo una choza es,
haced de ella vuestro alcázar.
Y, haciendo mi noche día,
Jesús entró en mi morada;
pero al entrar en mi pecho
dejó la cruz en mi espalda.
Versión de L. Guarner
Poemas cortosPoemas y poetas españoles
Non vivificatur nisi prius
moriatur ( 1° Cor., 15, 36).
E carcere ad oethere.
Dant vincula pennas.
Miradme aquí, Señor, a vuestras plantas,
de todo bien desnudo, enfermo y pobre,
de mi nada perdido en el abismo.
Vil gusano de tierra, por un rato
be venido a arrastrarme a la ceniza.
Mi cuna fue un grano de polvo
y otro grano será mi sepultura.
Quisiera ser algo para ofreceros,
pero Vos me queréis pequeño e inútil
y desnudo de gloria y de prestigio.
Haced de mí lo que queráis, hoja seca
de las que el viento lleva, gota de agua
de las que el sol, sobre la hierba, seca,
o si queréis, motivo de escarnio.
Yo no soy nada, mas mi nada es vuestra;
vuestra es, Señor, y os ama y os quiere.
Haced de mí lo que queráis; no soy digno
de andar a vuestros pies; cual árbol estéril,
arrancadme de raíz de la tierra;
devastadme, abatidme, aniquiladme.
Venid a mí, congojas del martirio,
venid. Oh cruces, mi oro y mi fortuna,
ornad mi frente, engalanad mis brazos.
Venid, laurel y palmas del Calvario,
si hoy ásperas me sois, pronto me será
a vuestra sombra dulce sentarme.
Espina del dolor, ven a punzarme;
corre a abrigarme con tu manto, oh injuria;
calumnia, a mi alrededor lodo apila,
miseria, ven para llevarme a rastras.
Versión de José Batlló