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Jacinto Verdaguer

Jacinto Verdaguer

Poemas de Jacinto Verdaguer para leer.

Sobre el poeta Jacinto Verdaguer [occultar]

El poeta que cantó a los Pirineos

Vida y momentos clave

Jacinto Verdaguer, conocido como "el poeta de los Pirineos", nació en Folgueroles (Cataluña) en 1845. Su infancia en el campo marcó su conexión con la naturaleza, tema recurrente en su obra. Ingresó en el seminario y se ordenó sacerdote en 1870, aunque su vocación literaria siempre prevaleció. Un hito crucial fue su viaje a Cuba como capellán de un barco, donde se inspiró para escribir algunos de sus versos más exóticos.

Críticas y controversias

Verdaguer no estuvo exento de polémica. Su estilo, considerado demasiado místico y nacionalista, fue cuestionado por algunos críticos de la época. Además, su vida personal tuvo altibajos: en 1895, fue apartado temporalmente del sacerdocio por supuestos problemas de conducta, aunque luego fue rehabilitado.

Pasatiempos y curiosidades

Además de escribir, Verdaguer era un ávido excursionista. Le encantaba recorrer los Pirineos, paisaje que immortalizó en poemas como Canigó. También disfrutaba de la música y colaboró con compositores para adaptar sus textos a melodías.

Estilo literario

Su obra combina romanticismo y épica, con un lenguaje rico en simbolismo religioso y referencias a la tierra catalana. Destacó por su uso del verso alejandrino y su capacidad para mezclar lo popular con lo culto.

Obras más famosas

  1. L'Atlàntida (1877): Poema épico que ganó los Juegos Florales de Barcelona y lo catapultó a la fama.
  2. Canigó (1886): Obra cumbre que exalta la geografía y leyendas pirenaicas.
  3. Idil·lis i cants místics (1879): Colección que refleja su espiritualidad y amor por lo rural.

Verdaguer falleció en 1902, pero su legado perdura como una de las voces esenciales de la literatura catalana.

A Barcelona (fragmentos): Poema de Jacinto Verdaguer en español fácil de leer

Jacinto Verdaguer: El canto materno

Postrado el padre en miserable lecho
está por espantosa y cruel dolencia;
cercano halla el final de su existencia
y sollozos exhala de su pecho.

Piensa que, bajo el hoy paterno techo,
mañana su familia, en la indigencia,
por siempre llorará su eterna ausencia,
de duelo horrible el corazón deshecho.

Allí, mientras se queja el infelice,
la dulce esposa canta, y él le dice:
-¿Cómo cantas, mujer, mientras me aflijo?

Muestra el niño que tiene entre los brazos,
y dice -con el alma hecha pedazos:-
-Canto... porque no llore nuestro hijo.

Versión de Ots y Lleó

Poemas y poetas españoles

A mi Dios: Poema de Jacinto Verdaguer en español fácil de leer

Don Jaime en San Jerónimo: Poema de Jacinto Verdaguer en español fácil de leer

El hundimiento: Poema de Jacinto Verdaguer en español fácil de leer

El lecho de espinas: Poema de Jacinto Verdaguer en español fácil de leer

Jacinto Verdaguer: Llamaron a mi corazón

A mi corazón llamaron:
corrí a abrir con vida y alma.
Veo en la puerta a mi Amor
con una cruz que me espanta.
-Pasad, si os place, Señor,
pasad, que ésta es vuestra casa;
si sólo una choza es,
haced de ella vuestro alcázar.
Y, haciendo mi noche día,
Jesús entró en mi morada;
pero al entrar en mi pecho
dejó la cruz en mi espalda.

Versión de L. Guarner

Poemas cortosPoemas y poetas españoles

Jacinto Verdaguer: Sum vermis

Non vivificatur nisi prius
moriatur ( 1° Cor., 15, 36).
E carcere ad oethere.
Dant vincula pennas.

Miradme aquí, Señor, a vuestras plantas,
de todo bien desnudo, enfermo y pobre,
de mi nada perdido en el abismo.
Vil gusano de tierra, por un rato
be venido a arrastrarme a la ceniza.
Mi cuna fue un grano de polvo
y otro grano será mi sepultura.
Quisiera ser algo para ofreceros,
pero Vos me queréis pequeño e inútil
y desnudo de gloria y de prestigio.

Haced de mí lo que queráis, hoja seca
de las que el viento lleva, gota de agua
de las que el sol, sobre la hierba, seca,
o si queréis, motivo de escarnio.
Yo no soy nada, mas mi nada es vuestra;
vuestra es, Señor, y os ama y os quiere.
Haced de mí lo que queráis; no soy digno
de andar a vuestros pies; cual árbol estéril,
arrancadme de raíz de la tierra;
devastadme, abatidme, aniquiladme.

Venid a mí, congojas del martirio,
venid. Oh cruces, mi oro y mi fortuna,
ornad mi frente, engalanad mis brazos.
Venid, laurel y palmas del Calvario,
si hoy ásperas me sois, pronto me será
a vuestra sombra dulce sentarme.
Espina del dolor, ven a punzarme;
corre a abrigarme con tu manto, oh injuria;
calumnia, a mi alrededor lodo apila,
miseria, ven para llevarme a rastras.

Versión de José Batlló

Poemas y poetas españoles

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