Poemas de Hjalmar Flax para leer.
Quiero pensar
que alguna vez pudiere
abrir la ostra hermética
donde mi alma duerme.
Rociarla
con el jugo agrio de la tarde.
Comérmela,
y sacar una perla de mi boca.
Poemas cortosPoemas y poetas puertorriqueños
Esta mañana de metales mórbidos
la brisa duerme. El humo de las fábricas
inserta el horizonte
de inmensas rosas malvas deshojadas.
Pero mi corazón está tranquilo.
La noche le rindió sus apagadas
distancias, sus luceros
iluminaron besos y miradas.
Se levantan los ruidos. Resplandece
el sol de la ciudad.
La brisa duerme aún y malvas rosas
adornan las montañas.
No alzaré las cortinas. Ella duerme
y el recuerdo del sueño dura en mí.
Poemas cortosPoemas y poetas puertorriqueños
En verdad no han sido tantas
si no cuento las que no pude amar
porque no pude, o porque nunca
bajo el sol y en la tierra
coincidimos.
Pero de las que han sido
toda mi vida en cierto modo es de ellas.
Por eso hoy toda mi vida es tuya,
porque tú eres la última
y en cierto modo
la primera.
Poemas cortosPoemas y poetas puertorriqueños
Depresión
es el término siquiátrico
para decir desgano, pesimismo.
(Los más pedantes dicen:
sicosis maniaco-depresiva.)
También es argot metereológico:
nubosidades, lluvia, poco viento.
Los médicos patólogos lo emplean:
Depresión en el hueso occipital
causada por objeto contundente.
Y por último es jerga de geólogo
que significa (más o menos)
un hoyo en la tierra.
Poemas cortosPoemas y poetas puertorriqueños
(al regresar de East Hampton,
luego de visitar al poeta David Ignatow)
Un hombre ataja por un campo abierto.
Su abrigo es color tierra.
Le florece el aliento a cada paso.
El viento lo despeina.
El campo abierto es ancho para el hombre.
Para los astronautas es pequeño.
Y si de cerca es una cosa triste,
también es cosa triste desde lejos.
Desde lejos el hombre se confunde
con la tersa textura del terreno.
Y desde cerca el hombre se confunde
con sólo atravesar un campo abierto.
Esto no piensa el hombre que camina.
Piensa que ha de llegar hasta su fuego.
Poemas y poetas puertorriqueños
Padre nuestro que estás en la oficina,
reverenciado sea tu nombre.
Benefícianos en tu herencia.
Hágase tu voluntad en casa
como en el despacho.
Danos hoy el filete, las papas fritas
y el mantecado de chocolate.
Perdónanos las coles de Bruselas
y nosotros perdonaremos a la cocinera
si el filete le queda muy cocido
y las papitas mongas.
No nos tientes con promesas falsas.
Regálanos coches deportivos.
Ampáranos de la policía.
Excúsanos de servir en el ejército.
Pues tuyo es el país,
el poder y los pesos,
por los siglos de los siglos,
amén.
Poemas y poetas puertorriqueños
Quedó Zagreb al otro
lado del río.
Se mueve el tren. Paisaje
ante mis ojos pasa. Lo cercano
rápidamente, lo distante
apenas.
San Juan,
lo más distante.
Sarajevo,
doblemente extraña.