España: 1917-1998
Poemas de Gloria Fuertes para leer.
Sobre el poeta Gloria Fuertes [occultar]
Gloria Fuertes (1917-1998) fue una de las voces más reconocibles de la poesía española del siglo XX, especialmente por su obra dedicada al público infantil. Su estilo directo, lleno de humor y ternura, la convirtió en un referente literario para varias generaciones.
Nacida en Madrid en el seno de una familia humilde, Gloria Fuertes vivió de cerca las dificultades de la posguerra española, experiencia que marcó su escritura. Trabajó como secretaria, colaboró en revistas infantiles y, en los años 50, se unió al movimiento literario Postismo, que buscaba romper con las convenciones poéticas de la época. Más tarde, viajó a Estados Unidos gracias a una beca, donde impartió clases de español.
Su poesía se caracteriza por:
Algunos de sus poemas más celebrados incluyen:
Su legado perdura no solo en libros, sino en la memoria colectiva de quienes crecieron con sus versos llenos de humanidad y sinceridad.
Aunque no nos muriéramos al morirnos,
le va bien a ese trance la palabra: Muerte.
Muerte es que no nos miren los que amamos,
muerte es quedarse solo, mudo y quieto
y no poder gritar que sigues vivo.
Poemas cortosPoemas y poetas españoles
Me quité de en medio
por no estorbar,
por no gritar
más versos quejumbrosos.
Me pasé muchos días sin escribir,
sin veros,
sin comer más que llanto.
Poemas cortosPoemas y poetas españoles
Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.
He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.
Poemas cortosPoemas cortos de la VidaPoemas de la vidaPoemas y poetas españoles
Cuando un árbol gigante se suicida,
harto de estar ya seco y no dar pájaros,
sin esperar al hombre que le tale,
sin esperar al viento,
lanza su última música sin hojas
- sinfónica explosión donde hubo nidos - ,
crujen todos sus huecos de madera,
caen dos gotas de savia todavía
cuando estalla su tallo por el aire,
ruedan sus toneladas por el monte,
lloran los lobos y los ciervos tiemblan,
van a su encuentro las ardillas todas,
presintiendo que es algo de belleza que muere.
El camello se pinchó
con un cardo del camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.
Baltasar
fue a repostar
mas allá del quinto pino...
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su «Longinos».
-¡No llegamos,
no llegamos,
y el Santo Parto ha venido!
-son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido-.
El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
-Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay qué tristeza tan grande
en su belfo y en su tipo!
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.
Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban los pajarillos-
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un niño recién nacido.
-No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero, -repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
le hace cosquillas al niño.
Poemas de NavidadPoemas y poetas españoles
En mi cara redondita
tengo ojos y nariz,
y también una boquita
para hablar y para reír.
Con mis ojos veo todo,
con la nariz hago achís,
con mi boca como como
palomitas de maíz.
Poemas cortosPoemas cortos para niñosPoemas para niñosPoemas para niños de Gloria FuertesPoemas y poetas españoles
El corazón de la Tierra
tiene hombres que le desgarran.
La Tierra es muy anciana.
Sufre ataques al corazón
- en sus entrañas - .
Sus volcanes,
laten demasiado
por exceso de odio y de lava.
La Tierra no está para muchos trotes
está cansada.
Cuando entierran en ella
niños con metralla
le dan arcadas.
Poemas cortosPoemas y poetas españoles
Por la mañana
El dentista de la selva
Trabajó intensamente
Con un feroche cliente.
Era el rey de la jungla,
Era un león imponente,
Con colmillos careados
Y que le faltaba un diente.
Por la tarde
Y dijo el doctor dentista
A su enfermera reciente:
-pon el cartel en la choza,
no recibo más pacientes,
ha venido un cocodrilo
que tiene más de cien dientes.
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Para dibujar un niño hay que hacerlo con cariño.
Pintarle mucho flequillo,
que esté comiendo un barquillo;
muchas pecas en la cara que se note que es un pillo;
Continuemos el dibujo: redonda cara de queso.
Como es un niño de moda, bebe jarabe con soda.
Lleva pantalón vaquero con un hermoso agujero;
camiseta americana y una gorrita de pana.
Las botas de futbolista, porque chutando es artista.
Se ríe continuamente, porque es muy inteligente.
Debajo del brazo un cuento por eso está tan contento.
Para dibujar un niño hay que hacerlo con cariño.
Poemas para niñosPoemas para niños de Gloria FuertesPoemas y poetas españoles
Don Pato y don Pito
dan un paseíto.
-¡Qué suerte, don Pito,
me encontré este güito!
Y los dos le quiere
y los dos se hieren.
Y todos se extrañan
de ver que regañan.
Y mientras se zumban,
bailando la rumba…
Viene el dueño, otro patito,
y éste se lleva su güito.
¡No discutid, muchachitos,
no discutid por un güito,
para que nunca os suceda,
lo que a don Pato y don Pito!
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Doña Pito Piturra tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra, muy elegantes.
Doña Pito Piturra tiene un sombrero;
Doña Pito Piturra, con un plumero.
Dona Pito Piturra tiene un zapato;
Doña Pito Piturra, le vino ancho.
Dona Pito Piturra tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra, le están muy grandes.
Doña Pito Piturra tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra, Lo he dicho antes.
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La gallinita,
en el gallinero,
dice a su amiga
-Cuánto te quiero.
Gallinita rubia
llorará luego,
ahora canta:
-Aqui te espero...
«Aqui te espero,
poniendo un huevo»,
me dio la tos
y puse dos.
Pensé en mi ama,
¡qué pobre es!
Me dio penita...
¡y puse tres!
Como tardaste,
esperé un rato
poniendo huevos,
¡y puse cuatro!
Mi ama me vende
a doña Luz.
¡Yo con arroz!
¡qué ingratitud!
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