Temas Poetas

Gilberto Owen

Gilberto Owen

Poemas de Gilberto Owen para leer.

Gilberto Owen: El martes

Pero me romperé. Me he de romper, granada
en la que ya no caben los candentes espejos biselados,
y lo que fui de oculto y leal saldrá a los vientos:

Subirán por la tarde purpúrea de ese grano,
o bajarán al ínfimo ataúd de ese otro,
y han de decir: 'Un poco de humo
se retorcía en cada gota de su sangre'.
Y en el humo leerán las pausas sin sentido
que yo no escribí nunca por gritarlas
y subir en el grito a la espuma de sueño de la vida.

A la mitad de una canción, quebrada
en áspero clamor de cuerda rota.

Poemas y poetas mexicanos

Gilberto Owen: El naufragio

Esta mañana te sorprendo con el rostro tan desnudo que temblamos;
sin más que un aire de haber sido y sólo estar, ahora,
un aire que te cuelga de los ojos y los dientes,
correveidile colibrí, estático
dentro del halo de su movimiento.
Y no hablas. No hables,
que no tienes ya voz de adivinanza
y acaso te he perdido con saberte,
y acaso estás aquí, de pronto inmóvil,
tierra que me acogió de noche náufrago
y que al alba descubro isla desierta y árida;
y me voy por tu orilla, pensativo, y no encuentro
el litoral ni el nombre que te deseaba en la tormenta.

Esta mañana me consume en su rescoldo la conciencia de mis llagas;
sin ella no creería en la escalera inaccesible de la noche
ni en su hermoso guardián insobornable:
aquí me hirió su mano, aquí su sueño,
en Emel su sonrisa, en luz su poesía,
su desamor me agobia en tu mirada.
Y luché contra el mar toda la noche,
desde Homero hasta Joseph Conrad,
para llegar a tu rostro desierto
y en su arena leer que nada espere,
que no espere misterio, que no espere.

Con la mañana derogaron las estrellas sus señales y sus leyes
y es inútil que el cartógrafo dibuje ríos secos en la palma de la mano.

Poemas y poetas mexicanos

Gilberto Owen: Tu nombre, poesía

Y saber luego que eres tú
barca de brisa contra mis peñascos;
y saber luego que eres tú
viento de hielo sobre mis trigales humillados e írritos:
frágil contra la altura de mi frente,
mortal para mis ojos,
inflexible a mi oído y esclava de mi lengua.

Nadie me dijo el nombre de la rosa, lo supe con olerte,
enamorada virgen que hoy me dueles a flor en amor dada.

Trepar, trepar sin pausa de una espina a la otra
y ser ésta la espina cuadragésima,
y estar siempre tan cerca tu enigma de mi mano,
pero siempre una brasa más arriba,
siempre esa larga espera entre mirar la hora
y volver a mirarla un instante después.

Y hallar al fin, exangüe y desolado,
descubrir que es en mí donde tú estabas,
porque tú estás en todas partes
y no sólo en el cielo donde yo te he buscado,
que eres tú, que no yo, tuya y no mía,
la voz que se desangra por mis llagas.

Poemas y poetas mexicanos

Gilberto Owen: Nombres

Preso mejor. Tal vez así recuerde
otra iglesia, la catedral de Taxco,
y sus piedras que cambian de forma con la luz de cada hora.
Las calles ebrias tambaleándose por cerros y hondonadas,
y no lo sé, pero es posible que llore ocultamente,
al recorrer en sueños algún nombre:
'Callejón del Agua Escondida'.

O bajaré al puerto nativo
donde el mar es más mar que en parte alguna:
blanco infierno en las rocas y torcaza en la arena
y amarilla su curva femenil al poniente.
Y no lo sé, pero es posible que oiga mi primer grito
al recorrer en sueños algún nombre:
'El Paseo de Cielo de Palmeras'.

O en Yuriria veré la mocedad materna,
plácida y tenue antes del Torbellino Rubio.
Ella estará deseándome en su vientre
frente al gran ojo insomne y bovino del lago,
y no lo sé, pero es posible que me sienta nonato
al recorrer en sueños algún nombre:
'Isla de la Doncella que aún Aguarda'.

O volveré a leer teología en los pájaros
a la luz del Nevado de Toluca.
El frío irá delante, como un hermano más esbelto y grave
y un deshielo de dudas bajará por mi frente,
y no lo sé, pero es posible que me mire a mí mismo
al recorrer en sueños algún nombre:
'La Calle del Muerto que Canta'.

Poemas y poetas mexicanos

Gilberto Owen: Nueva Nao de Amor

I
Primero amaneció para mis ojos.
Que yo estaba caído
en la cisterna de tu sueño,
y sin saber voltearme el corazón
y alzarme de puntillas en su vértice
a espiar el alba de oro sólo mía.

¡Qué sin eco mi llanto, hoy, nublándome
en mi elevada soledad sin ángeles,
esa aurora que no amanece nunca!

Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos

Gilberto Owen: El patriotero

Para qué huir. Para llegar al tránsito
heroico y ruin de una noche a la otra
por los días sin nadie de una Bagdad olvidadiza
en la que ya no encontraré mi calle;
a andar, a andar por otras de un infame pregón en cada esquina,
reedificando a tientas mansiones suplantadas.

Acaso los muy viejos se acordarán a mi cansancio,
o acaso digan: .'Es el marinero
que conquistó siete poemas,
pero la octava vez vuelve sin nada.»

El cielo seguirá en su tarea pulcra
de almidonar sus nubes domingueras,
¡pero en mis ojos ha llovido en tantos deplorables paisajes!

La luz miniaturista seguirá dibujando
sus intachables árboles, sus pájaros exactos,
¡pero sobre mi frente no han arado en el mar tantas tinieblas!

La catedral sentada en su cátedra docta
dictará sumas de arte y teología,
pero ya en mis orejas sólo habita el zumbido
de un diablillo churrigueresco
y una cascada con su voz de campana cascada.

No huir. ¿Para qué? Si este dieciséis de Febrero borrascaso
volviera a serlo de Septiembre.

Poemas y poetas mexicanos

Gilberto Owen: Y tu poética

Primero está la noche con su caos de lecturas y de sueños.
Yo subo por los pianos que se dejan encendidos hasta el alba;
arriba el día me amenaza con el frío ensangrentado de su aurora
y no sabré el final de ese nocturno que empezaba a dibujarme,
ni las estrellas me dirán cuál fue, cabal, mi nombre. Ni mi rostro.

Si no es amor, ¿qué es esto que me agobia de ternura?
Mañana inútil: pájaros y flores sin testigos.
La esposa está dormida y a su puerta imploro en vano;
querrá decir mi nombre con los labios incoloros entreabiertos,
los párpados pesados de buscarme por el cielo de la muerte.

Más no estaré en sus ojos para verme renacer al despertarse
y cuando me abra, al fin, preguntará sin voz: ¿quién eres?
El luto de la casa - todo es humo ya y lo mismo - que jamás habitaremos;
el campo abierto y árido que lleva a todas partes y a ninguna.
¿A dónde, a qué otra noche, irá el viudo por la tarde borrascosa?

Poemas y poetas mexicanos

La pompa de jabón: Poema de Gilberto Owen en español fácil de leer

Gilberto Owen: Primera fuga

Por senderos de hienas se sale de la tumba
si se supo ser hiena,
si se supo vivir de los despojos
de la esposa llorada más por los funerales que por muerta,
poeta viudo de la poesía,
lotófago insaciable de olvidados poemas.

Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos

Gilberto Owen: Propósito

Todavía mis ojos, por tus ojos,
en tu alma, como el día del encuentro;
que el amor, como siempre, nos presida,
pero ya nunca lo nombraremos.

Mejor la insensatez de nuestra efímera
voz sonando en lo eterno,
puestos en entredicho tus románticos,
dueña, la Geometría, del sendero.

Luego la noche, que nos gane, hondos,
humillados al fin, para el silencio;
y luego la sal, mía, de tus lágrimas,
y mi frente, servil, sobre tu seno.

Para no separarnos, detener
el ritmo universal en nuestro aliento;
y ¡qué prisión!, después, sabernos solos,
pero tan frágiles y tan pequeños.

Y para no olvidarnos - y el olvido
míralo, en ti y en mí, mujer - ¿qué haremos?

Poemas y poetas mexicanos

Gilberto Owen: Rasgos (I. Camino)

Aquel camino, desde la montaña,
con la hemorragia larga
de su barro,
baja,
poquito a poco,
hasta la botica aldeana.

El camino, después - ¿o el río? - ,
ya detrás de las casas
y ya envuelto
en blancas
vendas lúcidas.

El caminito, en la mañana.

Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos

Gilberto Owen: Rasgos (II. Pinar)

Apuntamos aquel cielo
que se nos desplomaba, verdinegro.
Los que pasaban a lo lejos eran
- sombras chinescas
en la pantalla del crepúsculo -
nuestras sombras en otros mundos.

El cielo verdadero
estaba, afuera, preso,
y se asomaba entre los troncos, viéndonos
con su ojo de luna, huero.
Una estrella, la única, temblaba
sin luz en nuestras almas.

Y, si cerrábamos los ojos
oíamos, platónicos,
como un zumbar de abejas
la música de las esferas.

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Amado NervoFederico García LorcaGabriela MistralGustavo Adolfo BécquerJorge Luis BorgesLuis de GóngoraMario BenedettiOctavio PazPablo NerudaRosalía de CastroSan Juan de la CruzSor Juana Inés de la Cruz