Temas Poetas

Francisco González Léon

Poemas de Francisco González Léon para leer.

Francisco González Léon: Perfumes de Haba Tonka

La tabaquera de mi tío Jacinto:
de aquel mi tío abuelo
a quien yo conocí de rapazuelo...

Tabaquera que encontrarme suelo
junto al estuche de peluche y broche
que enmarca una belleza de mujer,
en el azogue viejo
de un primitivo Daguer
grabado sobre un espejo.

Tabaquera de negra goma que incrustan flores de nácar
y que trasciende a haba tonka.
¡Qué bueno era aquel tío
del alma suave y de la voz tan ronca!

Hoy es su tabaquera la taquilla
donde compro boletos de pasaje
para un viaje:
viaje de ensoñación,
donde por equipaje, único
llevo mi corazón...

Sitios que nunca he de ver;
dirigibles palomas mensajeras;
esperas imposibles;
retrógrada vereda que monta al avenir...
...A veces un idilio romántico
un idilio 'gofir';
a veces, una niñada tonta:
algún pito de barro de los de antaño,
o bien, una cajita de soldados de estaño.

Pero a veces se aquilata legítima realeza,
pues llegan ilusiones
contagiadas de tristeza...

Perfumes de haba tonka,
esquife, trasatlántico, expreso o aeroplano;
soy a veces Gulliver en Lilipucia,
a veces soy enano...

Y habrá quien no lo crea:
Mas si mi rima es loca y bambolea
y no cabe en su módico recinto,
es porque me marea
con su aroma a rapé y a panacea,
la tabaquera de mi tío Jacinto.

Poemas y poetas mexicanos

Francisco González Léon: Procesional

Aquella Hermana de la Caridad:
aquella Sor Asunción,
que bajo la toca
lleva una boca
de forma de corazón.

Corazón que es dilución
de una escala cromática:
(el color del labio superior es sonrosado,
y rojo ultrasanguíneo el inferior).

Aquella monja que se parece
a una artista de cine, de película italiana,
que yo vi bajo la luna,
en el auge lumínico de una
convaleciente noche de abril.

Monjita que a la artista te asemejas
en la dulce mansedumbre de tus ojos
y en el rictus doliente de tus cejas.

Tarde de procesión en los claustros del Hospital.

Palio que es un toldo al SACRAMENTO
formado por bordados de un gran chal.

Temor de los gorriones del jardín
que vuelan desde el boj de los parterres
hasta un alto pretil,
si miran la invasión
de la procesión.

Enfermos que se asoman hasta el marco
de una vidriera cercana;
tintineos de una campana;
todo un frívolo ocaso que se esponja,
y acaso, mi indevoción,
si miro que aparece aquella monja
de boca de corazón...

Poemas y poetas mexicanos

Francisco González Léon: Romanticismos

Viejas cajitas de música,
viejas cajitas de laca,
cuya tapa en rectángulo decora
la quietud de una pérgola,
o la prez
de los cármenes de Aranjuez:
Cajas de música de las que ya no vienen ahora.

Todo un mecanismo demodado:
un peine de acero,
un cilindro que gira,
y sobre
la mecánica del cilindro,
minúsculas púas de cobre.

Cajas de música acuosa
que cuantas veces las oigo tocar,
me dan una cosa
que en mí se pone a llorar.

Gotas de agua que caen sobre agua;
timbres de són gutural;
notas precipitadas en cascadas,
o lentas y prolongadas
como por un pedal.

Canciones de un oleaje de laguna
bajo el fulgor de la luna;
arca donde el Ideal se embarca;
cántico que me torna romántico;
música, que cuando toca,
el corazón me toca y me lo aloca.

Vieja sala, luz escasa,
silencios en la calle,
silencios en la casa;
espíritu alelado
que se embarga con voces del pasado...

...Una ruta tal vez que se bifurca,
o el último cequí de mi caudal;
y un viejo mecanismo y un peine de metal,
que repasan llorando una mazurca
o una pastoral...

Poemas y poetas mexicanos

Francisco González Léon: Rumores

El nocturno abecedario
que nos habla en su dialecto
del insecto que en las noches
y en insomnios acompasa
sus rumores en sordina
con la ruina de la casa.

La puntual destiladera
conque ritmos de clepsidra
nos hidrata la emoción
con la nota de la gota
que al caer sobre del agua
dentro a la húmeda tinaja,
metaliza una canción.

Los ladridos que a la luna
lanza un famélico can;
los pasos que a media noche
oímos pasar por la acera
sin saber a dónde irán.

Y el ratoncillo que roe;
y el reloj que dio la hora;
y el viejo mueble que cruje
y las sombras en derroche.

El viento entre las rendijas...
¡Rumores de media noche!

Poemas y poetas mexicanos

Francisco González Léon: Siestas dogmáticas

Apagado y rescoldo aroma
del profuso jazmín del corredor;
siesta cálida
en que es pálida
la emanación de la flor.

Llave del agua que tintinea
su gota pertinaz;
grifo de cobre, donde
a beber la gota de agua
disfrazada de monjita
se aproxima la torcaz.

Siestas dogmáticas de canónigo en el coro;
oro agresivo de calientes siestas...

Y estas quietudes de los canarios en la pajarera
bajo la red de alambre;
y esta hambre espiritual;
y esta íntima divagación;
y la ronca intromisión
del reloj familiar que se propasa,
cuando enturbia el silencio de la casa
tañendo su bordón de catedral...

Poemas y poetas mexicanos

Francisco González Léon: Soldaditos de cristal

Lluvia del aguacero,
lluvia de agujas de acero,
lluvia llena de olores y de ruidos
que me mueves el alma y los sentidos.

Qué lejana visión en ti se afina:
Cuando eras citadina...
Cuando eras pueblerina...
Cuando eras campesina...

La urbe episcopal, vieja y lontana...
mi pueblo... mi casona... mi ventana...
la granja con su olor a mejorana...
Fresca siempre al caer y siempre bella;
pero ya no eres aquella:

La que con mi devoción
rezaba su honda oración
allá dentro de aquel hueco
barítono canalón.

Cuando eras agua bendita
para mi alma que contrita
y neófita en su emoción,
acaso en ti comulgaba
su pristísima comunión.

Cuando soñaba y soñabas,
cuando te hablaba y me hablabas,
cuando eran alma las cosas,
cuando del patio ancestral
marchabas sobre las losas
en un desfile marcial
de infinitos soldaditos
de ejércitos de cristal.

Poemas y poetas mexicanos

Francisco González Léon: Suenan las III

La grande habitación
que el grande espejo
agranda más.

Sobre la antigua consola,
el viejo reloj de bronce
bajo el fanal de cristal;
y penumbras y friolencias
en que la poquedad
de mi lámpara,
no basta a evaporar
el frío de mi soledad.

Escenas y efemérides vacías;
lógicas y rebeldías
intrincadas en lances de episodios
que baraja en su código el azar:
Proceso nocturnal de hora callada
en que el alma ya no espera nada,
porque fuera impudor esperar.

Anémica la lámpara vacila;
afuera sopla el viento.
Se perfil la noche y se acelera.
Y en despertar soñoliento,
como arrastrando los pies,
sonámbulo el reloj balbucea lento:
Una,
dos,
tres.

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