Poemas de Francisco de Medrano para leer.
Sobre el poeta Francisco de Medrano [occultar]
Medrano no publicó sus poemas en vida; su obra fue recopilada y divulgada póstumamente por amigos y admiradores. A pesar de su escasa producción (se conservan alrededor de 30 composiciones), su influencia en poetas posteriores como Quevedo es notable. Su elección de abandonar la vida religiosa y literaria activa lo convierte en una figura enigmática del Barroco español.
Falleció joven, a los 37 años, en Valladolid. Aunque su nombre no alcanzó la fama inmediata de otros autores de su época, críticos modernos lo consideran un "poeta de poetas", valorado por su pureza técnica y profundidad emocional.
Yo vi romper aquestas vegas llanas,
y crecer vi y romper en pocos meses
estas ayer, Sorino, rubias meses,
breves manojos hoy de espigas canas.
Estas vi, que hoy son pajas, más ufanas
sus hojas desplegar para que vieses
vencida la esmeralda en sus enveses,
las perlas en su haz por las mañanas.
Nació, creció, espigó y granó un día
lo que ves con la hoz hoy derrocado,
lo que entonces tan otro parecía.
¿Qué somos pues, qué somos? Un traslado
desto, una mies, Sorino, más tardía;
y ¡a cuántos sin granar, los ha segado!
A S. PEDRO, EN UNA BORRASCA, VINIENDO DE ROMA
Pescador soberano, en cuyas redes
los monarcas mayores han estado
dichosamente presos, y cambiado
en gloria sus prisiones y en mercedes;
tú que abrir y cerrar el çielo puedes,
con poderosa llave, a tu ganado,
y alcaçar en la tierra has alcançado
con colunas de pórfido y paredes:
los ojos vuelve al mar enfureçido,
y pues tal vez osó mojar tu planta
aun siendo 'ollado de tu fee animosa,
su 'inchazón rompe, acalla su rüido,
y enseñado dicípulo, levanta
mi fee y mis pies con mano poderosa.
A LAS RUINAS DE ITÁLICA, QUE AHORAN LLAMAN SEVILLA LA VIEJA, JUNTO DE LAS QUALES ESTÁ SU EREDAMIENTO MIRARBUENO
Estos de pan llevar campos ahora,
fueron un tiempo Itálica. Este llano
fue templo. Aquí a Teodosio, allí a Trajano
puso estatuas su patria vençedora.
En este çerco fueron Lamia y Flora
llama y admiraçión deel vulgo vano;
en este cerco el luchador profano
deel aplauso esperó la voz sonora.
¡Cómo feneçió todo, ay!; mas erguidas,
a pesar de fortuna y tiempo, vemos
estas y aquellas piedras combatidas.
Pues si vencen la edad y los estremos
deel mal, piedras calladas y sufridas,
suframos, Amarilis, y callemos.