Esteban Manuel de Villegas
Poemas de Esteban Manuel de Villegas para leer.
Sobre el poeta Esteban Manuel de Villegas [occultar]
El poeta que desafió el barroco con clasicismo
Vida y contexto histórico
Esteban Manuel de Villegas (1589-1669) nació en Nájera, La Rioja, durante el Siglo de Oro español. Aunque su obra coincide con el apogeo del barroco, Villegas se inclinó por un estilo más cercano al clasicismo renacentista, inspirándose en autores latinos como Horacio y Catulo. Estudió leyes en Salamanca, pero su verdadera pasión fue siempre la poesía.
Obra más destacada
Su colección
Eróticas o Amatorias (1618) es considerada su trabajo más influyente. Estos poemas, escritos en metros cortos y con un lenguaje sencillo, contrastaban con la complejidad barroca de su época. Destacan:
- "A una rosa": Una reflexión sobre la fugacidad de la belleza.
- "Al sueño": Un diálogo lírico con el descanso, lleno de imágenes pastoriles.
Estilo literario
Villegas evitó los excesos retóricos del barroco, optando por una elegancia sobria y ritmos musicales. Sus temas recurrentes incluyen el amor, la naturaleza y la mitología clásica. Su admiración por los poetas latinos lo llevó a traducir a Anacreonte, introduciendo este género en España.
Curiosidades
- Publicó su obra a los 29 años y luego se retiró de la vida literaria, dedicándose a la abogacía.
- Fue procesado por la Inquisición en 1665 por supuesta herejía en sus versos, aunque fue absuelto.
- A pesar de su escasa producción, su influencia en poetas neoclásicos del siglo XVIII fue notable.
Legado
Aunque menos conocido que sus contemporáneos Góngora o Quevedo, Villegas representó un puente entre el renacimiento y el neoclasicismo. Su defensa de la claridad y la medida lo convirtieron en una figura singular en la literatura española.
Esteban Manuel de Villegas: Sáficos
Dulce vecino de la verde selva,
huésped eterno del abril florido,
vital aliento de la madre Venus,
céfiro blando.
Si de mis ansias de amor supiste,
tú que las quejas de mi voz llevaste,
oye, no temas, y a mi ninfa dile,
dile que muero.
Filis un tiempo mi dolor sabía,
Filis un tiempo mi dolor lloraba,
quísome un tiempo, mas agora temo,
temo sus iras.
Así lo dioses con amor paterno,
así los cielos con amor benigno,
nieguen al tiempo que feliz volares
nieve a la tierra.
Jamás el peso de la nube parda,
cuando amenace la elevada cumbre,
toque tus hombros, ni su mal granizo
hiera tus alas.
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