Temas Poetas

Efraín Huerta

Poemas de Efraín Huerta para leer.

Efraín Huerta: Absoluto amor

Como una limpia mañana de besos morenos
cuando las plumas de la aurora comenzaron
a marcar iniciales en el cielo. Como recta
caída y amanecer perfecto.

Amada inmensa
como un violeta de cobalto puro
y la palabra clara del deseo.

Gota de anís en el crepúsculo
te amo con aquella esperanza del suicida poeta
que se meció en el mar
con la más grande de las perezas románticas.

Te miro así
como mirarían las violetas una mañana
ahogada en un rocío de recuerdos.

Es la primera vez que un absoluto amor de oro
hace rumbo en mis venas.

Así lo creo te amo
y un orgullo de plata me corre por el cuerpo.

Poemas y poetas mexicanos

Aleluya cocodrilos sexuales aleluya: Poema de Efraín Huerta en español fácil de leer

Efraín Huerta: La amante

Y, desdichada, hallarte vibrante de violetas,
celeste, submarina, subterránea,
ahijada de las nubes,
sobrina del oleaje,
madre de minerales
y vegetales de oro,
universal, florida,
jugosa como caña
y ligera de brisas
y cánticos de seda.

Desdichada penumbra al encontrarte
negándose tu cuerpo a mi deseo,
dándose al día siguiente,
circulando en el aire que respiro,
diseñando mi vida,
mi agonía
y mi muerte sencilla,
y mi futura muerte
entre los muertos.

Ah tu cordial miseria de caricias,
el gesto amargo de tus manos
y la rebelde fuga de tu piel,
cómo me decepcionan,
me castigan y ahogan,
hembra de plata líquida,
insobornable y mía.

Y tu noche de gritos y gemidos,
alimentando vida, creando luz,
provocando sudor, melancolía,
amor y más amor desfallecido,
tumultos de palabras,
mi desdichada niña,
olvidándote, sí, casi perdiéndote
en el ruido de torsos y sollozos.

Pero siendo destino, siendo gloria
tus cabellos castaños, tus miradas
y tus feas rodillas de suave juventud.

Poemas y poetas mexicanos

Efraín Huerta: Eres, amor, el brazo con heridas

Eres, amor, el brazo con heridas
y la pisada en falso sobre un cielo.
Eres el que se duerme, solitario,
en el pequeño bosque de mi pecho.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

Eres el viejo llanto y la tristeza,
la soledad y el río de la virtud,
el brutal aletazo del insomnio
y el sacrificio de una noche ciega.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

Eres un frágil nido, recinto de veneno,
despiadada piedad, ángel caído,
enlutado candor de adolescencia
que hubiese transcurrido como un sueño.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

Eres lo que me mata, lo que ahoga
el pequeño ideal de ir viviendo.
Eres desesperanza, triste estatua
de polvo nada más, de envidia sorda.
Eres, amor, la flor del falso nombre.

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El amor: Poema de Efraín Huerta en español fácil de leer

Efraín Huerta: Canción de la doncella del alba

Para Thelma

Se mete piel adentro
como paloma ciega,
como ciega paloma
cielo adentro.

Mar adentro en la sangre,
adentro de la piel.
Perfumada marea,
veneno y sangre.

Aguja de cristal
en la boca salada.
Marea de piel y sangre,
marea de sal.

Vaso de amarga miel:
sueño dorado,
sueño adentro
de la cegada piel.

Entra a paso despacio,
dormida danza;
entra debajo un ala,
danza despacio.

Domina mi silencio
la voz del alba.
Domíname, doncella,
con tu silencio.

Tómame de la mano,
llévame adentro
de tu callada espuma,
ola en la mano.

Silencio adentro sueño
con lentas pieles,
con labios tan heridos
como mi sueño.

Voy vengo en la ola,
coral y ola,
canto canción de arena
sobre la ola.

Oh doncella de paz,
estatua de mi piel,
llévame de la mano
hacia tu paz.

Búscame piel adentro
anidado en tu axila,
búscame allí,
amor adentro.

Pues entras, fiel paloma,
pisando plumas
como desnuda nube,
nube o paloma.

Debo estar vivo, amor,
para saberte toda,
para beberte toda
en un vaso de amor.

Alerta estoy, doncella
del alba; alerta
al sonoro cristal
de tu origen, doncella.

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Efraín Huerta: Un cuaderno de dibujo de Nunik Sauret

Lo fugaz ha transcurrido como un día lamidísimo. La
orquídea padeció dulcemente lo suyo, bajo una hoguera
constante y el breve, nervioso incendio de un clavel que no
reventó a tiempo. Se ha cumplido una misión. Una doble
misión, y los labios vuelven a su lugar de origen y la espada
del extraño ojo se dispone al oleaje fmal. La piel se eriza,
acrece la fiebre, arden las mordeduras; en estos labios una
menuda espuma ilumina el silencio.

Unas manos afiladas toman la rojiza espada.

Una rosada, anhelante primavera va a ser hendida.

Se está a la orilla de lo incierto, con las olas y una ardiente
arena como el cielo donde los ensalivados tulipanes se
despiertan a la luz, mientras allá arriba los pechos se
aplastan como dos guitarras adormidas de ansioso dolor.

Flamea la espada hoy dorada: vigorosa, endurecida insignia.

Todo es húmedo y es real y es embriagante y es oloroso y es
aromático.

Suavísimamente, primero, la lenta y pulida rama espadeante
busca su casa, la caliente casa donde construirá su guerra
compartida, su agitada batalla florecida entre ayes de infinita
transparencia.

Un índice macho se ha extraviado en la ensoñadora puerta
estrecha.

La tarea alcanza la perfección de la rosa sexual.

Mar adentro, la mar de licores, leche y miel de nardos es
adentrada.

«Tus caderas rechinaron como la última carroza del cortejo.»

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Declaración de amor: Poema de Efraín Huerta en español fácil de leer

Efraín Huerta: Elegía

Ahora te soñé, así como eras: sin deslices en la voz,
con inmóviles sombras en los brazos
y tus genitales segundos de estatua.
Así como eres todavía: copiándote a ti misma,
cuando no eres ya sino la espuma de tu propia vida.

Bien te sentí en mi sueño como verso divinizado.
Mi tristeza no cabía en el fondo de mi dolor
y fue a manchar la noche de violeta.

El propio ruido de tus piernas habría despertado
los estanques, los recuerdos que a veces olvidamos
en los huecos de los jardines,
las horas que nunca fueron más allá
de donde hoy se desangran segundo por segundo,
el silencio de muchas ventanas,
antiguos y pulidos razonamientos, montañas de destinos.

De un seno tuyo al otro sollozaba un poco de ternura.

Anoche te soñé y no puedo decirte mañana mi secreto
-porque el amor es un magnífico manzano
con frutos de metal envueltos en piel de inteligencia,
con hojas que recuerdan gravemente el futuro
y raíces como brazos sumidos en una nieve de santidad-,
la misma ruta de mis dedos no podría encontrarte
ahí donde te guardas tan perfecta.
Yo no sabría elegir sino violentamente mi presencia:
te llenaría de asombro; acaso tu memoria no me crea.
Mi fatiga te gritaría un absoluto amor.
Por el cristal de aumento de la luna
la sonrisa de Dios estallaría.

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Efraín Huerta: Elegía de la rosa blanca

Fuiste cuando el silencio era una voz de llovizna
cuando sabias corolas daban el equilibrio al
corazón de junio
y claras lunas tibias como pequeñas ruedas
llevaron al abismo los insomnios por turbios
y los deseos por vivos y angustiados.
Indelicada rosa blanca.
Desesperada rosa tierna.
Dueña del infinito y precursora de la contemplación
y el tedio.
Rosa blanca: viviste puramente,
como apasionada y cansada frialdad,
como alba derrotista.
Eras como un dolor inmóvil
pero ceñido de ansias.
Te guardaba en mis manos creyéndote un silencio
de nieve.
Eras torre y sirena.
Eras madera blanca o brisa.
Eras estrella distraída.
En las noches parecías una selva despierta,
muy mojada. Y al día
siguiente eras perla gigante
o tremenda montaña
o cristalina y rauda flor del tiempo.
Yo te seguía con furia y esperanza.

Vivo dueño de nada con tu muerte.

Vivo como una astilla de tristeza.

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Éste es un amor que tuvo su origen: Poema de Efraín Huerta en español fácil de leer

Efraín Huerta: ESTRELLA EN ALTO

En el taller del alma maduran los deseos,
crece, fresca y lozana, la ternura,
imitando tu sombra,
inventando tu ausencia
tan honda y sostenida.

Hoy te sueño,
amante:
estrella en alto, huella
de una violeta lenta.

Oscuramente bella la soledad germina en torno de mi cuerpo.
Hoy te sueño, amante:
jugamos a la brisa y al frío.
Tu nombre suena como tibia pureza inimitable.

Y del cielo a la tierra,
de aquella estrella en alto al dulce ruido de tu pecho,
bajan con inefable rapidez
y como espuma roja
apresurados besos,
recios besos,
crueles besos de hielo en mi memoria.

Un grito de agonía, una blasfemia
vuelve grises tus senos,
y mi sueño,
y esa noble fragancia de tu sexo.
¿Qué esperamos, hermana,
de esta reciente aurora
que nos fatiga tanto?
Mira la estrella,
es blanca, no es azul.
Mírala, y que tus ojos perduren como rosas perfectas.

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