Poemas de Efraín Bartolomé para leer.
Sobre el poeta Efraín Bartolomé [occultar]
Eres de agua
En ti
la claridad
a golpe de sí misma
se oscurece
De agua
Lo supe siempre
Eres de agua
Profunda
Transparente.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Yo te beso
Frente a la destrucción y el aire sucio
te beso
En el estruendo de los automóviles
-la migraña del día-
te beso
En el festín de los ladrones
En el pozo de los iracundos
Ante el cuchillo de los asesinos
Ante la baba fóbica de los intolerantes
Frente a la sangre agusanada de los corruptos
Frente a la mansedumbre
Frente a la podredumbre
Frente a la muchedumbre
Yo te beso de frente
Y el día empieza a caminar
con la frente muy alta.
Cuando el Fuego ama al Agua,
y la acaricia, la enciende y la calienta hasta la ebullición,
nace un producto nuevo
que integra a los amantes en alquímica unión
y al que nombramos caldo.
Trabajé todo el día,
labrando en una piedra una vasija blanca,
y después me dormí.
Ella ofrecía en el sueño una escudilla de oro.
Me miraba
de lado
con la risita aquella que electriza
mi corazón.
Usó un diminutivo: el caldito.
Era algo así como una despedida.
Sonreía
con la mitad del rostro
ensombrecido por la cabellera.
Ella me interrogaba.
Yo temblaba.
Pero sabía en el sueño todas las respuestas
que en vigilia no sé:
- ¿En el caldo se integran...?
- Agua y Fuego.
- ¿El caldo de los ojos?
- Las lágrimas: alegría y dolor.
- ¿El caldo de la boca?
- La saliva: placer y excitación.
- ¿El caldo de la Vida?
- La sangre: caldo del corazón.
Se acercó satisfecha.
Extendió para mí su escudilla de oro
y desapareció.
Su voz ardía suavemente en el aire:
'Yo te dejo el caldito de mi sexo
para que duermas bien'.
Entonces desperté.
Escucho el timbre de la diosa alada
que reina en Sirenusa.
Por mi espalda se mueve el dedo de la Musa.
En la sombra me mira el rostro de Medusa.
No he vuelto a dormir bien.
Para Balam, mi hijo
I
Llueve.
Llueve desde hace días.
Hoy desperté con una sensación de tibia soledad.
Desde mi hamaca escucho el chasquido parejo de la lluvia.
Días atrás los chicleros mataron un gran tigre:
me dolió, pero me gustaría llevarme la piel para que
en ella duermas.
Ayer salí a caminar bajo la lluvia en ruinas:
un día estaremos juntos paseando entre estos árboles,
contemplando estas piedras.
La lluvia hace sentir un aire tembloroso que llega
hasta los huesos
y se va por segundos
y regresa
más callado que antes todavía.
Doy gracias a la lluvia. Gracias a la mañana que avanza con paso sigiloso. Gracias al jaguar que dejó su huella sobre la tierra blanda de la selva. Gracias a mi hamaca compañera, al cielo desatado, a mi memoria niña de siete meses que arranca desde tu primer día.
II
Viene la noche pariendo niebla
Soplando lenguas de líquido dolor
Viene la lluvia pasos de tigrillo
Viene la noche tapir ciego
Viene el hambre puma grande
Viene mi hijo sonrisa de la selva
Fruto silvestre Tempestad de alegría
Mi hijo viene guacamaya
Viene mi hijo quetzal
Viene el tigre niño
Viene Balam Balam Balam
Se alegra y se retira la noche nauyaca
Atrás viene la gran Luna
con pasos de tortuga.
Para qué hablar
del guayacán que guarda la fatiga
o del tambor de cedro donde el hachero toca
A qué nombrar la espuma
en la boca del río Lacanjá
Espejo de las hojas Cuna de los lagartos
Fuente de macabiles con ojos asombrados
Quizá si transformara en orquídea esta lengua
La voz en canto de perdiz
El aliento en resoplar de puma
Mi mano habría de ser una negra tarántula escribiendo
Mil monos en manada sería mi pecho alegre
Un ojo de jaguar daría de pronto certero con la imagen
Pero no pasa nada Sólo el verde silencio
Para qué hablar entonces
Que se caiga este amor de la ceiba más alta
Que vuele y llore y se arrepienta
Que se ahogue este asombro hasta volverse tierra
Aroma de los jobos
Perro de agua
Hojarasca
Con un callado golpe de alas negras
se mete al pensamiento
Después arropa con su aliento tibio
Nos rasca la cabeza con amorosas manos
Nos tiende brazos cálidos sobre la cama dura
Es cuestión de dormir
Entrar al sueño con el pie derecho
Palpar los muslos de agua o de ceniza
de esta amiga reciente sin rencor y sin miedo
Y sin ninguna prisa.
*
Es cosa de comer amar dormir
Es el diario latir de lo imprevisto
La ciega interrupción
La faz de piedra de la vida monótona
vacía
Es la mujer que amamos tan odiada
Tan paloma tan vista tan sentida
Tan tigre tan serpiente tan sin vida
Tan perra tan maldita
tan deseada.
*
Es la mujer pasándonos encima
como nos pasa el mar
Como pasa ese viento:
ese ínfimo huracán por los cabellos
Cómo pasa
con callado temblor
por las tímidas canas de los veintinueve años
o por la voz de plata de Celina
Animal terco
A diario nos retuerce
el tierno cuello de cada palabra.
*
Se duerme Se ama Bebes tu llanto o tu hambre
Entramos puntualmente al catafalco del día
A vanzamos a tientas
con el tacto vendado
Corriendo siempre
Sabiendo oscuramente que un instante cualquiera
surgirá
como a veces un charco a nuestro paso
la línea de la muerte:
un barco transparente donde no viaja nadie
un círculo de calma que te envuelve
una piedra de sombra en medio de la frente.