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Carlos Marzal

Carlos Marzal

Poemas de Carlos Marzal para leer.

El poema de amor que nunca escribirás: Poema de Carlos Marzal en español fácil de leer

Carlos Marzal: El pozo salvaje

Por más que aburras esa melodía
monótona y brumosa de la vida diaria,
y que te amansa;
por más lobo sin dientes que te creas;
por más sabiduría y experiencia y paz de espíritu;
por más orden con que hayas decorado las paredes,
por más edad que la edad te haya dado,
por muchas otras vidas que los libros te alcancen,
y añade lo que quieras a esta lista,
hay un pozo salvaje al fondo de ti mismo,
un lugar que es tan tuyo como tu propia muerte.
Es de piedra y de noche, y de fuego y de lágrimas.
En sus aguas dudosas
reposa desde siempre lo que no está dormido,
un remoto lugar donde se fraguan
las abominaciones y los sueños,
la traición y los crímenes.
Es el pozo de lo que eres capaz
y en él duermen reptiles, y un fulgor
y una profunda espera.
Es tu rostro también, y tú eres ese pozo.

Ya sé que lo sabías. Por lo tanto,
acepta, brinda y bebe.

Poemas y poetas españoles

Carlos Marzal: Los restos de un naufragio

A Luis Antonio de Villena

Unos cientos de libros, una casa en la playa,
muebles que el corazón fue envejeciendo
y que hicieron el mundo hospitalario,
fetiches de algún viaje, talismanes
que no pudiron nada contra el mundo,
un puñado de cartas de unos cuantos amigos,
alguna carta oculta, inconfesable,
papeles ordenados, papeles sin sentido,
medicamentos, cuadros, ropa usada
y ropa por usar, varias cuentas bancarias,
una viuda aturdida, un automóvil,
una amante aturdida, un peine con cabellos,
una caligrafía que ha perdido el pulso de su mano,
un olor familiar camino de la nada.

Este es el inventario de los bienes de un muerto,
y como todo censo y toda lista
supone un ejercicio de modestia.
Nuestras cosas, que a veces parecían preservarnos,
habitarnos el mundo que habitábamos,
en un golpe de vista se convierten
en un proligo catálogo de absurdos,
rutas desdibujadas de un mapa inexistente,
pájaros disecados cuyos ojos
no saben recordar un cielo que ya ha ardido.

Poemas y poetas españoles

Carlos Marzal: Sangre joven

Quiero tu sangre joven, que es querer
todo lo que la vida aún no ha podido hacerte.
De lo que me alimento
es de esa inútil sangre esperanzada,
de cuanto sé que ignoras hasta hoy,
y que más nos valdría que no supieses nunca.
De esa manera, por obra de tu sangre,
creo en lo que no creo, y olvido lo que sé
que te ha de suceder. Quiero esa risa
que aún no ha tenido tiempo de hacerse prudente,
de pensarse dos veces si reír
es celebrar el mundo o lamentar su estado.
Envidio el que no hayas vendido
ninguna alma al diablo, y que bailes con él
a la luz de la luna, a veces, sin conciencia.
Juego contigo, porque no sabes las reglas,
ni siquiera las de tu propio juego,
y mientras las aprendes
soy el que ya no soy desde ya no sé cuándo.
Quiero la impunidad con que te entregas
a la tarea de vivir la vida,
sin paz, sin horizonte, sin infierno,
que son el argumento de las vidas ajenas.
Viéndote hacerlo, se diría
que desconozco todo lo que conozco.

Así es tu sangre,
Ya sabes lo que busco.
Qué tristeza que el tiempo, o yo, o tú misma
tengamos que matar, en ti, toda tu sangre.

Poemas y poetas españoles

Carlos Marzal: Servidumbre de paso

En nuestra sumisión nos consumamos,
en nuestra servidumbre nos crecemos,
vivimos a compás,
en la angostura de un andar errátil
que nos da la amplitud,
al comprender
la bella anomalía de este viaje.

Nómadas en esencia,
muchedumbre
que cruza en extravío
del uno al otro lado de nosotros,
polizones
en la nave del mundo,
huéspedes
al amparo de nadie,
en deuda con la vida, que está en deuda
con el secreto amor que profesamos
a todo trance siempre hacia la vida.
Apátridas por fuerza en nuestro espíritu.

A la buena de un dios en descalabro,
clandestino de mí,
pobre de qué.
señor de dónde,
en un inacabable deambular,
al arte por el arte
de estar vivo.

Un vaso de agua fresca al transeúnte,
un pedazo de pan al vagabundo,
un puñado de sal al peregrino,
que voy en trashumancia,
que voy de merodeo,
voy de paso.

Poemas y poetas españoles

Carlos Marzal: T

Cuando deje las sábanas, mañana,
pensaré que mi sueño de la noche
no ha sido sólo un sueño
y que lo que me aguarda no es la huraña
mañana de mañana.
Acogeré mi cuerpo esperanzado,
como un feliz presagio inmerecido,
y si hay un cuerpo a1lado,
será maravilloso descubrirlo,
saber que las monedas que he pagado
De La vida de frontera

Poemas cortosPoemas y poetas españoles

Carlos Marzal: La tregua

En la tiniebla urgente de esas casas
que uno acaba pidiendo a los amigos;
en asientos traseros de los coches,
abusando de los malabarismos;
en la frecuentación de los hoteles,
tarde o temprano todos parecidos;
sobre la arena tibia de la playa
pasado ya esl peligro de ser vistos;
en la cama de casa, que ya es
como una parte de nosotros mismos,
y en los lugares más insospechados
de donde quiera que haya sucedido,
hay una rara tregua de los cuerpos
que es más que el decaer del apetito
(cuando ella va camino de la ducha
o busca entre su bolso cigarrillos,
mientras coge las ropas esparcidas
o se entrega al silencio como a un rito),
porque desaparecen las distancias
y vuelvo a padecer un espejismo:
todas las camas son la misma cama
y un mismo cuerpo todos los que han sido,
todo el tiempo del mundo es ese instante
y en ese instante, el mundo, un laberinto
del que conozco todas las salidas,
porque conozco todos los sentidos.

Luego esa lucidez desaparece,
y se regresa al cauce primitivo;
de nuevo el mundo es un rompecabezas
imposible de armar con un principio,
y sólo nos consuela un cuerdo al lado
que solicita un último capricho.

Poemas y poetas españoles

Carlos Marzal: Ubi sunt

Todo está en donde estuvo, todo late
en el primer latir
de la primera aurora cautivada,
y en su cautivo corazón en pálpito.
Todo fluye
en el mismo fluir de un mismo río,
por el agua tenaz de un cauce idéntico.

¿Acaso es que no sientes en tu piel
la salvaguardia de otra piel pretérita,
las sangres centinelas de tu sangre,
las sombras que fecundan a tu sombra?

¿No sabes escuchar bajo la voz
los coros primordiales de las voces,
ni el ser de la palabra en cuanto somos,
ni el eco de vivir en lo que hablamos?

Lo que antes eran hombres hoy es tiempo,
las mujeres que han sido son del aire,
la arena vagabunda, nuestros hijos.

¿En el volar, no ves el vuelo inmune?
¿No amas, en el amar, el amor único?

A fuerza de mudarse, nada cambia;
de tanto discurrir, todo está inmóvil.
Hay una sola frente pensativa
que entiende la hermandad de cuanto existe
y en cuanto ha muerto ve lo que no muere.

¿Qué se fizieron, pues. ¿Dó los escondes?

Cierra los ojos para ver más claro
y sal fuera de ti para morar contigo.

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El último de la fiesta: Poema de Carlos Marzal en español fácil de leer

Carlos Marzal: Uno y ninguno

Él cree saber quién soy, y se equivoca.
Tú puedes desandar, paso por paso,
toda la historia, todos los detalles
que dibujen un rostro, pero no seré yo
quien esté dibujado en ese rostro,
aunque sea mi rostro el dibujado.
Cualquiera que no sepa de mí lo sabe todo.
Yo no sé quién soy yo, pero estoy en lo cierto.

Esta acumulación de paradojas
exige un comentario y una pausa.
(Las palabras se pueden urdir y desurdir,
hasta no decir nada, queriendo decir todo.)
Cualquier hombre es ninguno, y es legión
y es nadie y uno mismo.
Y ahora que ya lo sabes, date cuenta:
estás equivocado por completo.

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