Poemas de Ángeles Mastretta para leer.
Sobre el poeta Ángeles Mastretta [occultar]
Aprendiz de periodismo en su juventud, Mastretta disfrutaba de la crónica social y los encuentros en cafés literarios. Su obra sigue siendo referencia para nuevas generaciones por su capacidad de mezclar lo político con lo personal, siempre desde una voz cálida y rebelde.
Acabo de mirar tu nombre sobre el cuadro
y oí la levedad:
eso que se hace a espaldas
de lo que dicen vida
te llamabas dos siglos
solicitud del mar
seis veces la gaviota
que nos hizo caer
la consagrada
la viuda por más de medio siglo
la eterna por efímera
mi madre.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
El agua que me lava
no se queda en el cuerpo.
Dejarlo todo no ha sido fácil
las cosas y los seres son espinas:
nos clavan.
Sin embargo hay gangrenas
que no se curan nunca.
Y sé que estoy viviendo
pero sólo a pedazos.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
No me arrepiento del gajo de naranja.
Estas manos levantaron la cáscara
del fondo de las cosas.
Escurrió de mis labios
lo sobrante.
Suma sin resta soy
del rosticero
del pan y del cuchillo.
No me arrepiento
abono.
Estamos al corriente
yo y mis clavos.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Cada mitad de mi fundó a la otra:
Salud a Enfermedad
Augusta a Nomeolvides.
Y en el último día descansaron
otorgándome aliento.
Qué laberintos sus descomposiciones
de agudo, viso y tono
acorraladas
entre jolgorio y duelo.
Cada mitad de mi.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Porque caemos
era cierto el vacío
certero el arlequín
las espirales
porque el rodar aísla, acobarda
era verdad:
abajo
sólo caminanmueren las hormigas
porque al hacer rehiletes en la hora
de acomodar el cielo en los horarios
se claudica.
Era sorda la tarde
en la vuelta palabra.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Convalezco de mi
de mi cabeza
que se calle ése ruido de gárgolas
rumiando mi carroña.
No respiro
ni compongo la tabla que me amarra.
Sube marea de azúcar a la boca
no hay saliva
solamente un termómetro.
Amor, que no sea tu piedad
mi piedra al cuello.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Cuánto me harta
desaguarme de noche.
No resisto
el calambre en la espalda
no recordar de pronto
el día, la hora, el rumbo
la sed atroz.
Al olvidar tus dones
te maldigo.
Repites y repites tus estragos
de melaza en mis piernas.
Has moldeado mi carne
con tu espectro.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Entre nosotros crece la ropa en las mañanas
se atraviesan mil veces los oficios
nos mueven los deberes
el futuro
las cosas.
Por si no fuera mucho alguien propone la medida
para que no te vayas
- dicen -
es necesario el regateo.
Pero tus manos son mi tiempo
y no quiero jugar a detener la boca y los abrazos.
Te irás más tarde
- dicen -
si encuentro la mesura
pero deseo tu cuerpo y este día
este preciso cielo
la película de hoy
la cama próxima
tu sudor y tu piel ahora en la tarde.
No voy a retener mis frases ni mi aliento
no me quiero tragar ni un poco de silencio
ni uno solo de los consentimientos.
¿Por qué la luz a medias?
¿Para que no te vayas cuando te irás?
Nunca se mete el sol antes de tiempo
y se pone lo mismo en días nublados.
Yo quiero tu cobija hasta que quieras
te doy mientras
mis ansias, mis costumbres,
mis ruidos, mi placer, mi desmesura,
así no sentiré cuando te marches.
No elegí la colmena.
Abrí la puerta.
Entré.
Felicidades, ha ganado el premio:
libar en cada flor para que crezcan
sus dúctiles reservas
cortar la caña furtivamente
sangrar contra los cactus.
(aprenda a contener las hemorragias.)
Mi padre, mis abuelos
mi hermano peregrino.
Nadie faltaba ahí.
Y puse polvo de oro en mis pestañas
Y me puse a morir con la honradez
de cualquier varón en mi familia:
alcoholismo
diabetes.
Y allí sigue
mi paciencia de araña y de mujer.
Para el final, siempre para el final
las despedidas
las cuentas del rosario
lo que sobra y el postre:
la dulzura.
Envejezco
con un enorme flan en la cabeza.
Hablo de eternidades de alfajor.
Preferible el almíbar
al vinagre.
Y de los libros
el último capítulo.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Es impune.
Por las calles la llevo y nadie nota
su aplicación tenaz de corroerme.
Azúcar vivo
respóndeme: ¿y aquellos?
los de ir contigo a cuestas al ingenio
con la sentencia que por ti propagaron
¿volverán?
Mira cómo tu furia cavó sus cabelleras.
A ti te hablo.
Poemas cortosPoemas y poetas mexicanos
Llega un día
en que el cuerpo, si duele, es evidencia.
Se pone a Dios en la mitad del aire.
A cada rato un gracias
cada mañana como inaugural.
Todo es lámpara y agua
árbol, manzana y flor
y mil rostros sonríen por debajo del rostro.
A eso se le llama
ocupar el lugar que corresponde
estar presente cuando se pasa lista
(o como dicen los argentinos:
echar pa\'lante.)