Poemas de Alfonso Orantes para leer.
A Paco Figueroa
Errante, sin moverme, en mi desierto
le hallé sin encontrarle. Su presencia
es el propio trasunto de la ausencia
envuelta en las verdades de lo incierto.
Pasa quedando. Cierra y deja abierto.
Es el solo poder de la impotencia
y su existir, la pura inexistencia
en la perpetuidad de lo ya muerto.
Vino en mi sin buscarme, y sin tenerle,
la llevo en mí visible y escondida
y estoy viéndole siempre aunque sin verle
que en este mi infortunio está mi suerte:
pues llevando mi muerte entre mi vida,
es inmortal la vida de mi muerte.
Mujer y ángel que en lo femenino
De lo corpóreo que hay en tu existencia,
Anticipa a mi opaca inteligencia
Cómo está conformado un ser divino.
Fruto de la poesía, flor y trino,
Pureza niña, de lo niño esencia,
Que mostrando celeste consistencia
Designio astral oculta en su destino.
Como revelación de ignoto arcano,
hecha del germen mismo de lo tierno,
eres misterio que al misterio humano
aclara en tí su gema donde quiso
mostrar la vida su prodigio eterno
para que en tí yo viera el paraíso.
Ella se puso ante mis ojos.
Fué uno de esos días
que iba cantando en mi la vida
una canción de adolescencia.
Ambos temblábamos como niños
ciegos por un deslumbramiento.
En nuestras bocas las sonrisas
fueron mensajes de esperanza.
En nuestros ojos las miradas
iluminaron como fiesta.
Sus ojos me hablaron de cosas eternas,
Su boca me hizo conocer el sabor de la vida.
Poemas cortosPoemas y poetas salvadoreños
Cuando sonríe
toda la gracia está en su boca
y la alegría
como una fiesta entre sus ojos.
Hay en su voz
Estallar de gorjeos infantiles
Entre inflexiones de ternura maternal.
Su risa,
Ejercicios de fuga de íes
Entre dos disonancias de rubíes.
Son como golosinas,
en la suavidad de su cara de niño,
sus labios.
Sus ojos,
Dos puntos suspensivos
En el poema de su cara.
Poemas cortosPoemas y poetas salvadoreños
«y los moluscos
reminiscencias de mujeres»
Rubén Darío.
Pequeño monstruo. Del placer la gruta
Íntima. Ventanal del Cielo. Foso
Revelador de infierno milagroso.
Isla, molusco, monte, flor y fruta.
Perdido ya el Edén, mínima ruta
Para su hallazgo. Surco misterioso
De recuerdo y olvido. Sello venturoso
De semilla que en gloria se transmuta.
Raro designio del deleite quiso
Mostrarse en tal prodigio débil, fuerte
Y al anunciar tu signo el paraíso
- manzana del pecado ahí escondida-
revelará en su umbral cómo es la muerte
y qué estrecha es la puerta de la vida.
Integrar cuanto hayamos destrozado;
hallarnos entre todo lo perdido.
Volver a ser el niño que hemos sido
y recordar cuanto hemos ya olvidado.
Devolver lo que habiendo atesorado
hemos arrebatado o adquirido;
tornar certeza aquello fementido
y afirmarnos en todo lo negado.
Hacer la pura integración del hombre
sacando su verdad del mismo arcano
en que su propio yo solo es un nombre
y, al hacerle su cielo de su infierno,
restituirle a su designio humano
porque el hombre es el fruto de lo eterno.
Iluminaste mi existencia
llenando el arca vacía de mi corazón.
Me abrieron tus ojos las puertas de lo eterno
y el secreto de la vida me lo dijo tu boca.
No vayas a dejarme abandonado
en medio de la dicha.
Poemas cortosPoemas y poetas salvadoreños
De pronto, al mirarla a la cara
era ojos, solojos.
Sus dos ojos eran globos cristalinos
que al fundirse en uno
se hacían una sola esfera de cristal.
Que sol ni que luna,
ni que estrellas.
Ella era solojos.
Poemas cortosPoemas y poetas salvadoreños
Ahora que padeces por la espina
que tenías clavada entre la rosa
de tu vida de niña prodigiosa
y sabes la verdad que se avecina.
Ahora que tu espíritu se afina
para cambiarte en forma milagrosa,
no te herirá, porque será infructuosa,
la envidia y lo dañado de la inquina.
Como tú sabes que la gloria existe
y estás segura que a la hora incierta
ninguno por tu ausencia estará triste,
siento que entre la dicha y lo fatal
si a Carmen Brannon lloraremos muerta
no a Claudia Lars porque será inmortal.