Alejandro Casona
Poemas de Alejandro Casona para leer.
Sobre el poeta Alejandro Casona [occultar]
El dramaturgo que regresó del exilio
Vida y eventos importantes
Alejandro Casona, cuyo nombre real era Alejandro Rodríguez Álvarez, nació en Besullo, Asturias, en 1903. Su infancia en una zona rural marcó su obra, llena de elementos mágicos y nostalgia por la naturaleza. En 1937, durante la Guerra Civil Española, se exilió en Argentina, donde vivió más de 25 años. Su regreso a España en 1962 fue un evento cultural significativo, aunque algunos críticos lo acusaron de haberse "adaptado" al régimen franquista.
Críticas y controversias
Casona enfrentó críticas por su estilo, considerado por algunos como demasiado idealista o evasivo de la realidad social. Sus obras, aunque populares, fueron tildadas de "teatro de evasión" por sectores intelectuales que esperaban un compromiso político más explícito. Aún así, su capacidad para mezclar lo poético con lo dramático le granjeó un público fiel.
Actividades favoritas
Además de escribir, Casona era un apasionado de la enseñanza. Trabajó como maestro en zonas rurales antes del exilio, experiencia que influyó en obras como "La flauta del sapo". También disfrutaba de la música folclórica y la recopilación de leyendas tradicionales, que incorporaba en sus textos.
Estilo literario
Su escritura combinaba lirismo, simbolismo y un toque de realismo mágico. Usaba diálogos fluidos y personajes arquetípicos para explorar temas como la libertad, la muerte y el conflicto entre razón y fantasía. Destacaba por su lenguaje depurado y su habilidad para crear atmósferas oníricas.
Obras más famosas
- La dama del alba (1944) – Un drama poético sobre el duelo y la redención.
- Los árboles mueren de pie (1949) – Explora el engaño piadoso y la compasión.
- La barca sin pescador (1945) – Una fábula moral con elementos sobrenaturales.
Casona falleció en Madrid en 1965, dejando un legado que sigue revisitándose por su singular fusión de teatro y poesía.
Alejandro Casona: El milagro pequeño
Aquella pobre niña
que aún no tenía senos...
Y la niña lloraba:
—Yo quiero tener senos.
—Señor, haz un milagro:
un milagro pequeño.
Pero Dios no la oía,
allá arriba, tan lejos...
Y cogió dos palomas,
se las puso en el pecho...
Pero las dos palomas
levantaron el vuelo.
Y cogió dos estrellas,
se la puso en el pecho...
Las estrellas temblaron
y se apagaron luego.
Y cogió dos magnolias,
se las puso en el pecho...
Las dos magnolias blancas
deshojaron sus pétalos.
Y cogió dos panales,
se los puso en el pecho...
Y la miel y la cera
se helaron en el viento.
¡Un milagro, Señor,
un milagro pequeño!
Pero Dios no la oía,
allá arriba, tan lejos.
Y un día fue el amor;
se le entró pecho adentro
¡y se sintió florida!
Le nacieron dos senos
con pico de paloma,
con temblor de luceros,
como magnolias, blancos;
como panales, llenos.
¡Igual que dos milagros...
pequeños!
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