Al arrancarme la raís a la nada
Mi madre vió, ¿qué?, no me acuerdo.
Yo salía del frío, de lo incomunicable.
Una mañana descubrí mi sexo, mis costados quemantes,
mis ráfagas de imposible primavera.
A la sombra del árbol
de mi gran nostalgia ya comenzarían a devorarme,
ya comenzarían.
Sabedlo tú, Ondina ondulante del mar y alga efímera
de la tierra
Un hombre alto fue al cementerio
Espantó a un perro que ladraba
Su camisa de fuerza lo estrangulaba
Cayó estrangulado
Y yo he revelado su destino a todos mis amigos
A los que conozco sin saludar, a los que saludo
sin conocer.
Yo di muerte al estrangulado
A pesar de sus signos de indeleble fatiga.
Yo frisaba cinco años de vida
¿e engendró una cigarra en el verano?
Era un día maldito.
Mi madre no logró reconocerme.
limpiar el poder cuando corrompa
vigilar mientras todos duermen
unir lo posible con lo imposible
mantener abierta la palabra
sacar la flor de las cenizas
llevar el infinito a cuestas
salirle al paso a la mirada
alentar todas las formas
alumbrar la maravilla
encender relámpagos
asombrar al tiempo
descubrir el secreto
sentir las sombras
fundar los sueños
salvar al hombre
amar al viento
decir verdad
seguir puntualmente al sol
sentarse en el lugar del hambre
acordarse del viaje hacia la sombra
dar tiempo al camino a que regrese
despertar a latigazos el silencio
mantenerse como un latido
llevar a peso las palabras
reinar sobre la muerte
revivir cada día
salvarse juntos
festejar la vida
cambiar la vida
transformar la vida
asolear la eternidad
hacer más vivo el vivir
llegar vivos a la muerte
hacer buena la palabra
hacerla arado paz combate
furente empuñada inextinguible
dar con la antigua huella de la paz
con los nuevos caminos de la aurora
salvaguardar al hombre que florece
la trocha que nos lleve al alumbraje
Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.
No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis
palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.
Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame
la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.
Mi cuerpo es el lugar donde momentáneamente
he encontrado asilo. Lo que más temo en este nuevo
estado es que pueda ser víctima de una orden de
desocupación y que entonces no tenga yo
otro cuerpo a donde ir.
A menos que me asignen cupo en un galpón del cielo.
Poemas cortosPoemas y poetas venezolanos
Asuntos de economía metafísica
_¿Qué buscabas en los semblantes
perdidos entre los cuerpos de la multitud?
_A alguien que, porque nunca existió,
no ha desaparecido.
O a alguien que, porque no estaba desaparecido,
Nunca existió
O a nadie.
Poemas cortosPoemas y poetas venezolanos
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite.
M. Benedetti
Mis venas abren puertas al olvido
liberan el peso del recuerdo
que hacia arriba fluye desde el suelo.
Trepa por el cuerpo, descubre heridas
responde al ritual de la amargura
se detiene en los ojos y es vertiente.
Un destello que busca confundirme.
-Madrugada y atardecer de la memoria-
Después un punzante aroma
vaciará el cántaro fatigado.
Será tan sólo un trazo en el espejo
la búsqueda disfrazada de noche.
Me quedan las palabras en estrofa.
Cerca de las primeras sombras
en la tierra que impone su mandato
se hunden mis raíces silenciosas.
Aunque la gran verdad se llama arcilla, greda.
Aunque ligeros guijarros presagian
de la abisal noche el secreto
el azar del molinete de los días
valga tal vez por lo del juego.
Porque toda la sorpresa cabe
en el invento armado por un niño.
Cornucopia vertida desde un sin comienzo
confuso en la lejanía de la sed
lúdica de la esperanza y del apego.
Son sus nombres curiosidad, ansias, anhelos.
Poemas cortosPoemas y poetas venezolanos
Augustos, en el valle, los muros columnados.
No claudicarán del roble en la senda y en los
pasos. Ni una sombra entre los dientes, por ellos,
el cristal. No se rinden siquiera del árbol y
las ramas. Penden del filo el héroe, las lanzas,
la gloria en los cabellos. El oro, los belfos y
el que ruge de los años erguido hasta
la muerte.
Poemas cortosPoemas y poetas venezolanos
Ayer hace diez años debo confesar me hice algún fraude trabé una arenga
con mis pasos
y poco escatimé en recursos para hacer de mi memoria un breve y denso
cúmulo de horrores
y no fue justo alimentar de oprobios mis recuerdos
se me es dada la oportunidad de renombrar la historia
harta de apetitos matinales y nocturnos arrellanada
en la apacible medianía no podré sería insulso en este cómodo sillón
intervenir tales despojos
ahora he de tomarlos con mis dedos les dejaré pacer en el olvido
Cecilia mía
Terciopelo
Mi vida
Asaltas y seduces
Anima destructiva
Que preserva el alma
Querida iluminada
Construyes y azotas
Enamorada de tus defectos
Envidiosa de tus placeres
Ignorada por los espejos
Seducida por los ojos
Rara comedida
Inconmensurable
¿Cómo fue que llegaste a este mundo?
Desposeída privilegaiada
Aterida
Risa a carcajadas de jugar por los otros
Revendida postrada
Protituida santa
Tormento sereno de tus noches
Alba de casas
Acariciado la humedad
De una sola soledad
Cristalina borracha
Borrada y aparecida
Cuando tú quieras Cecilia
Saldremos otra vez
pero eso sí
Con la máscara
por favor sin ella
Me estoy acercando al triunfo de quererte
Espíritu retorcido
Naufragante
Viva muerta
A como dé lugar
Tremendista arrepentida
Culpable sin una culpa